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Un albergue que ahorra gasto a la Naturaleza

La francesa Katrine Duerinckx monta en Cuerres un albergue "pasivo", sin apenas consumo energético para calentarlo

Una casa viva, que "respira" por sí misma y que es respetuosa con el medio ambiente. Eso es lo que se encuentran los peregrinos que llegan al albergue Reposo del Andayón, en la localidad riosellana de Cuerres.

Su propietaria, la francesa Katrine Duerinckx, estaba realizando tiempo atrás el Camino de Santiago y buscando un lugar dónde instalarse cuando se encontró con la finca de la que se enamoró.

"Me encantó por las vistas, estaba todo abierto y era tan bonito. Y, de repente, giro la cabeza y veo un cartel de 'se vende', así que aquí estoy", cuenta Duerinckx.

Así, tras darle muchas vueltas, se inició en la aventura de hacer un albergue que denominan "pasivo": esto es, una construcción que casi no tiene consumo energético y que es respetuosa con el entorno. "La casa tiene que estar totalmente sellada, pero aun así tiene que respirar, por eso todos los materiales son transpirables", cuenta la mujer.

La razón por la que debe estar bien cerrada es para que el calor que hay dentro de la casa no se desperdicie, ahí radica el verdadero secreto de esta construcción "pasiva". "Hay todo un sistema de ventilación por el que todo el aire de dentro se va renovando, sale un aire caliente y entra un aire frío que, al pasar por un intercambiador de calor, llega al interior sólo dos grados por debajo de la temperatura ambiente, por eso es fácil calentar la casa y se ahorra energía", explica la propietaria. Una construcción en la que los peregrinos pueden descansar tras un día de camino y de la forma más ecológica.

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