Poblaciones de la rasa costera como Niembru, Cue o Andrín, pese a acusar los crecimientos y tensiones derivados de la demanda turística, con un número reseñable de viviendas y construcciones surgidas en las últimas décadas, han conseguido mantener de forma relativamente estable su trama y fisonomía de núcleos rurales. Los problemas devienen, principalmente, del impacto funcional generado sobre el medio rural y las estructuras de los asentamientos tradicionales por los nuevos usos residenciales y hosteleros, ajenos a las formas de vida del residente habitual. Resolver este conflicto será uno de los objetivos del planeamiento.