La Virgen de La Guía amanecía engalanada ayer en Llanes, como si de pleno mes de septiembre se tratara, para recibir a quienes cada año se encargan de trasladarla primero hasta la basílica y, el día grande de las celebraciones en su honor, de vuelta hasta la capilla: los costaleros del bando, que ayer celebraron su fiesta anual y en la que reconocieron oficialmente a Luis Obeso como "Costalero de Honor".

Poco antes de la una de la tarde, los costaleros y demás simpatizantes del bando comenzaban a llegar a las inmediaciones de la capilla para disfrutar por quinto año de un día marcado por lo religioso, pero también por lo festivo, ya que no faltó la comida y la bebida en una jornada de hermandad. "Ser costalero es una devoción que sientes, un orgullo tremendo". Así lo resume Alberto Marcos, quien lleva a la Virgen a hombros desde 1998.

Quien también quiso reconocer la labor de los costaleros fue el presidente de honor del bando, Óscar Torre, quien dijo de ellos que tienen "un sentimiento muy profundo de devoción por La Guía" y reconoció que son "uno de los ejes y una parte importantísima de la fiesta".

El momento más solemne de la jornada llegó con la misa oficiada por el párroco Luis Díaz, en la que los pequeños Alicia y Mario Díaz realizaron la ofrenda de un ramo. Tras la celebración, llegó lo que todos estaban esperando, el motivo por el que se habían dado cita: la entrega de la medalla al "Costalero de Honor" de este año, Luis Obeso, "El Páxaru", quien, visiblemente emocionado, quiso agradecer al resto de sus compañeros haberle otorgado ese privilegiado título.

Además, todavía quedaba tiempo para otra sorpresa, ya que Torre anunció otro reconocimiento que no estaba previsto y que emocionó mucho al homenajeado. Todos los allí presentes quisieron reconocer la labor de José Luis González, la persona que de forma desinteresada y muy eficazmente se encarga de mantener tanto la capilla como el campo a su alrededor en perfectas condiciones. Sin duda, un día de muchas emociones para los costaleros del bando de La Guía y todos los que les acompañaban.

Tras la misa y los homenajes, tocaba la fiesta. Así, quienes se acercaron hasta la capilla de La Guía disfrutaron de una comida con mucha presencia de productos típicos de la zona en la que los platos fuertes fueron la marmita, el cordero y la paella. Todavía faltan unos meses para que los costaleros vuelvan a llevar a hombros la imagen de la Virgen de Guía, pero con esta visita demuestran que piensan en ella todo el año.