José Alberto Concha ha vivido entre México y Llanes. Hostelero y hotelero de profesión, ha tenido la oportunidad de observar a la gente que ha ido pasando a lo largo de estos años por su establecimiento, una labor de observación que, unida a su pasión por la escritura, le ha llevado a publicar el libro de relatos "La meteorología no es una ciencia exacta", una recopilación que habla de la vida y del ser humano de una manera muy profunda.
?El libro se compone de nueve relatos. ¿Cuánto tiempo invirtió en escribirlos?
?Escribir es una vocación, me recuerdo de pequeño escribiendo cuentos y para el periódico del colegio. Aquí hay cuentos que tienen entre treinta y dos años, o sea que son muy distintos tanto en la fecha de concepción como en la temática, aunque entiendo que tienen un hilo conductor y que en todos se reconoce al mismo escritor. Uno como escritor piensa que cuando pone el punto y final el trabajo está hecho y yo la verdad es que nunca me preocupé por publicar.
?Aunque dice que se nota que es el mismo escritor el que ha creado todos los relatos, pasan muchos años desde que hace el primero hasta el último. ¿Aprecia una evolución en la forma de escribir?
?Yo pienso que no y de las críticas que he recibido una de las cosas que más me congratula es que digan que se ve el mismo lenguaje, así que yo lo veo bastante uniforme. Eso sí, se aprecian cosas como que en los cuentos más antiguos aparecen, por ejemplo, las pesetas, cosas de ese estilo.
?¿Por qué decidió publicar ahora?
?Mi hermana Anuska, que es filóloga y tiene un gran criterio literario siempre me dijo que tenía que hacer un esfuerzo por publicar los cuentos y, pensándolo bien, si uno escribe algo, debe ser para enseñarlo a los demás. Una de las cosas que intento transmitir a través de relatos en los que aparecen personas concretas, que son las pueden transmitir los sentimientos, es el drama humano de nuestro tiempo. Eso sí, es cierto que es muy complicado publicar, ahí hay un gran contraste de nuestro mundo. Las redes sociales, en este sentido, pueden suponer un instrumento para la esclavitud del pensamiento, pero a la vez es un instrumento para la libertad como no ha habido nunca que facilita a los pequeños escritores que cuenten sus historias.
?El título del libro, "La meteorología no es una ciencia exacta", es también el de uno de los relatos.
?El título es muy significativo porque todos somos un poco meteorólogos. Lo que quiere significar es que una de las contradicciones de nuestro tiempo es que hemos dejado de creer en muchísimas cosas, vivimos en el fin de las ideologías, pero hemos puesto una fe en la ciencia y en el método científico que nos ha llevado a aplicarlo a órdenes que no son propios de él. La creencia del método científico aplicada a la meteorología aquí, en Asturias, es complicado. Así que el protagonista de este relato es intencionadamente discapacitado, pero ese discapacitado somos todos. Ese chaval es elegido para llevar el santo el día de la fiesta del pueblo y ese año tiene una gran felicidad. Sin embargo, al año siguiente llueve y se suspende la procesión, por lo que es un año cargado de frustraciones para él. Entonces, él se hace con una pequeña estación meteorológica en la que dice que va a hacer sol y tiene fe en eso, le salva su capacidad para percibir la belleza.
?En el libro hay relatos de temáticas muy diversas.
?El libro empieza con dos cuentos relativos a vacas. Esta temática es por centrar los relatos en las personas. Se trata de gente de aquí que se vieron superados por el avance técnico y económico. Para esta gente, su seguridad económica se basaba en las cuatro vacas que tenían pero al final lo que era su vida de repente no vale nada y se ven obligados a vender sus vacas y cambiar su modo de vida. Así quiero mostrar cómo el cambio y la velocidad de ese cambio nos pasa por encima. Luego, hay otro relato en el que el personaje protagonista lucía una barba desde hacía muchos años y un día decide afeitarse, pero nadie se da cuenta. Esto muestra la soledad del hombre moderno y que la sociedad actual es consecuencia de que no nos contemplamos, vivimos en un mundo radicalmente individualista. En el mundo de la comunicación, probablemente el ser humano nunca se ha sentido tan solo. A este le siguen tres cuentos de gaiteros, que tienen una condición especial porque tienen un dolor profundo en el corazón, intento reflejar el dolor del ser humano. Por último, hay una novela corta que introduce el tema de la fe, pero también es una novela de amor, pero de amor casto. Creo que escribir un relato de amor que se exprese en la castidad en estos momentos me convierte en uno de los escritores más irrelevantes, antisistema y transgresores del momento.
?¿Ha contribuido a su forma de contar las cosas de esta manera su condición de hostelero, el haber tenido que tratar con mucha gente?
?Muchísimo. Solo se puede atender y servir a la persona, pero individual y concreto. El camarero tiene que atender a una persona, conocer su nombre, saber cómo le gusta el café, esa capacidad de atender a una persona concreta y real da al hostelero unas muy buenas cualidades para ser escritor. Es más, en las buenas películas y en los buenos libros los camareros son los grandes sabios. Nuestro trabajo nos acerca mucho a una visión centrada en la persona.
?¿Tiene nuevos proyectos literarios en el horizonte?
?Yo soy escritor de vocación, así que procuro escribir unas trescientas palabras todos los días, la inspiración es buena si te pilla trabajando. Tengo una novela por ahí escrita y más relatos. Tengo una novela de ciencia ficción que se llama "Exodus" de la que tengo buenas críticas de gente de confianza pero con criterio, pero veremos primero cómo funciona este libro y luego pensaremos en publicar.
