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Los ribereños del Sella: "Preferimos una veda total del río antes que la pesca sin muerte"

"El Esmerillón" defiende la venta de salmones: "¿Quién puede quitar al propietario hacer con el pez lo que quiera?"

La petición de la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies de que la pesca del salmón sea en Asturias única y exclusivamente sin muerte levantó ayer una oleada de indignación entre los pescadores de la sociedad "El Esmerillón", una de las más numerosas del Principado con base en Cangas de Onís. Los ecologistas defienden esta práctica por dos motivos: quedan pocos salmones y se frena la venta ilegal de los peces. Sus argumentos chocan de frente con los de los ribereños del Sella, que aseguran que la pesca sin muerte supone un maltrato innecesario de los animales. "Preferimos que haya una veda total en el río antes que pescar sin muerte ,porque los peces queden malheridos y muchos mueren igualmente. Se les hace daño y luego no se los aprovecha", argumentó el presidente de "El Esmerillón", Antón Caldevilla.

El colectivo de pescadores apuntó a que la mejor manera de frenar el declive de las poblaciones salmoneras es con repoblaciones. "Como consecuencia del cambio climático se registran avenidas enormes en diciembre y enero que fastidian el desove natural y estas actuaciones ayudan a compensar", dijo. "Otro momento crítico es en verano por los estiajes y la presencia de los buzos", explicó. Como ejemplo de estas repoblaciones puso el hecho de que cerca del 40% de los ejemplares extraídos cerca de la presa de El Furacón, en el Nalón, estuvieran marcados, prueba de que son ejemplares criados artificialmente.

El otro punto de fricción entre ecologistas y ribereños está en la comercialización del salmón. Los primeros consideran "sorprendente" que pese a las declaraciones de hosteleros que cifran en más del 50% la venta ilegal de salmónidos el Principado guarde "silencio". Critican los riesgos de estas prácticas mercantiles sin control económico ni sanitario y piden limitaciones del número de truchas capturadas por día.

Por su parte, los pescadores esgrimen que es injusto que no se puedan comercializar los salmones asturianos, pero sí los de otras comunidades. Alegan que esta transacción no repercute en que se esquilmen los ríos por estar vigente un cupo máximo de cuatro ejemplares por pescador y temporada. "Si pescas un pez de forma legal y con todos los permisos en regla, ¿quién te puede quitar de regalarlo o hacer con él lo que te de la gana?", reflexiona Caldevilla. Respecto a la pesca de truchas, "El Esmerillón" critica "el poco conocimiento de la normativa" por parte de los ecologistas, ya que ya existe un cupo de truchas por pescador y día y un tamaño mínimo.

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