Que los pisos de La Corredoria se encarezcan gracias al Hospital y a los equipamientos consiguientes es algo que me agrada, a mí, que trabajé en la promoción de este barrio, al lado de la fuente de Cuatro Caños; que se revalorice y, en su promoción, no sea necesario decir a cuántos minutos está de la calle Uría, es para congratularse. Al mismo tiempo, me preocupa que la subida del 3,9% en 2006 del precio de los pisos en Oviedo sea la menor de España. Si los promotores inmobiliarios no pueden vender más cara su mercancía, es que la ciudad no da de sí; bien es cierto que, como en Bolsa, quizá ya se hayan descontado los beneficios con subidas desproporcionadas en años anteriores. Pero eso no es culpa de los empresarios; distorsionan el mercado los clientes sentimentales, que exageran el valor de las cosas y no conocen el precio de nada.