Lorena PÉREZ

La suerte y los millones que repartieron la administración de loterías del Centro Comercial Los Prados con el número 79.735 en el pasado sorteo de Navidad les han convertido en una de las administraciones que más trabajan durante estos días con vistas al próximo sorteo del Niño. Las colas son constantes. «Es difícil que tengamos unos minutos para descansar», afirma una de las empleadas, Aurora Alonso. Los clientes acuden con la esperanza de que el azar vuelva a premiar a los ovetenses. Y el número más buscado, el 79.735, no se vende en esta administración.

Algunos de los agraciados el pasado 22 de diciembre con el tercer premio de la Lotería Nacional vuelven a comprar en el lugar que tanta suerte les dio: «Nunca se sabe, aunque ya es difícil que vuelva a tocar aquí», dice Daniela Barrero, una joven cuya madre jugó un décimo a medias con un compañero de trabajo.

Su argumento es el que tienen casi todos los clientes que se han acercado durante estos días a la administración. «Hemos vendido muchísimo, sobre todo a los empleados del centro: la gente no quiere dejar de comprar, no vaya a ser que vuelva a tocar», afirma una de las trabajadoras de la administración, Aurora Alonso, que asegura que el número que juegan los empleados del centro «se puso a la venta el pasado sábado por la mañana, y por la noche ya no nos quedaba», afirma Alonso.

El décimo más buscado, el 79.735, no se podrá comprar en esta administración para el Niño, muy a pesar de algunos clientes que llegan a la administración preguntando por él. «Los números se asignan desde Madrid y no lo tenemos, es imposible que lo consigamos; pero eso no echa para atrás a la gente, que compra igual».

Como Nieves Fidalgo, una vecina de esta zona de Teatinos que volvía ayer a comprar en Los Prados tras llevarse la decepción de comprar en la administración premiada «el número equivocado». Otros, como Juan Feito, ya no confían en la lotería, decía bromeando. Ayer estaba en la cola para cambiar un décimo, pero no tenía intención de comprar más: «Paso por aquí todos los días y no me tocó, así que no creo que me vaya a tocar ya».

La mayoría de los décimos que vendían ayer en Los Prados terminaba en dos, en ocho, en cero y en uno: «es lo único que nos queda, han volado», señalaba Alonso.