E. F.-P.

El periodista Ignacio Gracia Noriega, firma habitual en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA, presentó a Adolfo Barthe Aza como a un «médico y liberal confeso», calificativos que le sirvieron para revindicar el liberalismo: «España sigue necesitando, si no un partido liberal, una actitud liberal, que cada día falta más».

Recordó luego su época de estudiante, en los Dominicos, desde donde veía la plaza en la que se levantaba el Colegio Hispania y que ahora llevará el nombre de su amigo.

En la segunda mitad de su discurso, Gracia Noriega repasó la trayectoria vital, profesional y política del homenajeado. Contó que nació en Pola de Lena en 1929, hijo de un farmacéutico y en una familia de ocho hermanos, que estudió en Oviedo en el Loyola e hizo Medicina en Salamanca y Madrid, donde se licenció en 1954. Habló de su tesis doctoral, de su boda con la avilesina Mercedes de Castro en 1958 y de su vuelta a Oviedo, al Hospital Covadonga, desde Avilés, donde ocupaba una plaza de dermatólogo del Estado.

Enumeró a continuación las instituciones a las que pertenece, como la Academia de Medicina de Asturias y León y el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), y los cargos políticos que ocupó: entró en la UCD, presidió el CDS, fue concejal de la primera Corporación municipal ovetense de la democracia, diputado regional en tres legislaturas y vicepresidente de la Junta General del Principado. Presidió la Caja de Ahorros de Asturias y la Fundación Príncipe de Asturias y fue uno de los impulsores de «Los Cuadernos del Norte», que Gracia Noriega considera «la revista literaria más importante de la época».

Su labor al frente de la Fundación Príncipe de Asturias es, según el periodista, «de todas sus obras de la que se siente más orgulloso» y, después de reconocer el papel de Graciano García, su director, Gracia Noriega declaró que «fue necesario un soñador como Barthe Aza» para sacar adelante ese proyecto.