M. PÉREZ

Durante diez años se reunieron en casas de amigos para ver por la tele, en Canal Sur, la Semana Santa de Sevilla. El año pasado, la Hermandad y Cofradía de Los Estudiantes hizo su sueño realidad: portar íntegramente a costal -lo habitual en el Norte es llevar el paso a hombros o que tenga ruedas- el Santísimo Cristo de la Misericordia, de la parroquia de San Francisco Javier de la Tenderina.

La procesión del año pasado fue un aperitivo de dos horas. La de este año promete. Un recorrido de seis horas y media para un paso que pesa 950 kilos. Cuarenta costaleros, repartidos en ocho trabajaderas -cinco en cada una- pasearán al Cristo de la Misericordia por toda la ciudad, con sus «levantás» y «chicotás», como en Sevilla. Las calles del centro de la ciudad acogieron ayer el primer ensayo general, con la banda de música, del paso procesional. El «llamador» golpeó tres veces el mazo y al grito de «valientes, al cielo con él» surgió la primera «levantá» de la tarde. Hasta treinta veces hacen volar al Cristo durante el recorrido. Ayer no había Cristo y la «levantá» era más llevadera.

Carlos Gustavo Pérez es el gran consiliario primero de la cofradía. «Uno de los momentos más espectaculares será el encuentro del Cristo con la Virgen de las Angustias. Nunca se ha hecho», explicó ayer durante el ensayo. «Esta procesión es a costal, y a cuesta», resumió el teniente de hermano, Ángel González Lago. Uno de los costaleros, Javier González, ovetense de 38 años, se quejó, precisamente, de las bajadas. Una dificultad que no empaña «el orgullo que siento al sacar al Cristo».