Rafael FRANCÉS

Más de un millar de personas cerraron ayer filas en defensa de la Fábrica de Loza de San Claudio durante una manifestación convocada por el comité de empresa que recorrió las calles de la ciudad desde la estación del Norte hasta la plaza de la Constitución, en protesta contra el plan de la empresa de trasladar la producción a Europa del Este o Asia y contra el anuncio de despido de 131 de los 147 empleados.

Los trabajadores cerraron la concentración con la lectura de un manifiesto frente al Ayuntamiento en el que reivindicaron la historia de la fábrica, exigieron soluciones al Principado, cargaron contra el propietario de la empresa, Álvaro Ruiz de Alda, y reclamaron al Alcalde que «dé un paso más» y exija al Principado que busque una solución. También se pidió la libertad de los sindicalistas Cándido González Carnero y José Manuel Martínez Morala, encarcelados por la destrucción de mobiliario urbano de Gijón durante las manifestaciones en defensa del sector naval. Esta petición fue ampliamente aplaudida, sobre todo, por un nutrido grupo de manifestantes que enarbolaban banderas y pancartas de la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI).

La manifestación comenzó puntual a las ocho de la tarde. Las más de mil personas presentes marchaban tras dos pancartas de apoyo a los trabajadores que portaban sindicalistas, trabajadores y los representantes de los grupos municipales, Agustín Iglesias Caunedo y Alfonso Román López, por parte del PP; Carmen Caballero, por parte del PSOE, y Roberto Sánchez Ramos, de Asamblea de Ciudadanos por la Izquierda.

La marcha discurrió por la calle Uría bajo diferentes consignas como «Alda escucha, San Claudio esta en la lucha», «Alda, San Claudio no se cierra» o «si fábrica de loza cierra, guerra, guerra, guerra». Hubo dos paradas señaladas, una ante las ventanas del despacho de abogados que representa a la empresa, a la altura del antiguo cine Aramo, y otra ante la Junta General del Principado, donde se reclamó que el presidente del Gobierno regional, Vicente Álvarez Areces, medie para «salvar del cierre la fábrica de loza».

Una vez dentro de la plaza del Ayuntamiento, la directora del Colegio Público de San Claudio, María José Cuesta, leyó un manifiesto redactado por el comité de empresa. Las primeras palabras fueron de agradecimiento a los presentes, pero rápidamente al directora del colegio puso en el punto de mira a Álvaro Ruiz de Alda porque «tiene algo que en justicia no le pertenece y que es la historia de un pueblo que le exige que en modo alguno se le ocurra esquilmar nuestra historia llevándose, igual que un ladrón, la marca de nuestra fábrica, porque es nuestra fábrica, la de San Claudio, la de Oviedo».

Cuesta aseguró que Ruiz de Alda «no es digno de tener en nómina a estas trabajadoras y trabajadores, pues le superan en esfuerzo, en cariño, en dedicación y en valentía a la hora de defender la historia y el futuro de la fábrica». Recordó también la defensa que los trabajadores realizaron de la fábrica cuando hace un par de años La Cartuja acusó a Loza de San Claudio de plagiar sus modelos de vajillas. «Ellos y sus sindicatos, CC OO y UGT, han sido los primeros en defender a Loza de San Claudio de la vergonzosa agresión que hace dos años sufrió por parte de su mayor y desleal competidor en el mercado. Lo hicieron con inteligencia, determinación y prudencia, porque estaban defendiendo su honor y la viabilidad de sus puestos de trabajo. Estas trabajadoras y trabajadores le desmontaron, en aquellas fechas, de forma magistral, cualquier coartada para justificar el cierre de la fábrica», aseguró la directora del colegio.

María José Cuesta definió la fábrica como «estratégica» porque «sus muros custodian una gran historia y porque existen pocos productos fabricados con ese diseño propio y original en Asturias, y porque además la actividad da empleo estable y directo a más de 140 personas, de las cuales cien son mujeres».

Bajo esta premisa, Cuesta exigió al consejero de Industria, Graciano Torre, que «no tire la toalla antes del combate y busque por todos los medios, los propios y los ajenos, una solución para impedir que se cometa un desfalco a la historia mediante el hurto de la marca al pueblo».

También hubo una petición para el alcalde, Gabino de Lorenzo: «Descuelgue el teléfono, marque el número de Presidencia del Gobierno y exija suficientes garantías de que el futuro de la fábrica debe despejarse e incorporarse a la agenda del nuevo Gobierno. Exíjalo y el pueblo de Oviedo estará con usted. Seguro».