La semana pasada acogimos al nordeste o francés («cuando viene el francés ni canta la rana ni pica el pez»); estos días el viento del Sahara trajo temperaturas bochornosas, y ya se acercan borrascas atlánticas, lo que llamamos «el gallego»; también, por nuestra situación geográfica, lograda tras millones de años de tensiones, somos los primeros peninsulares en recibir la nieve del frente norte siberiano y del polar. En suma: carecemos de clima propio. Existe ese tratamiento local, rico en niebla, que nuestro vigor montañoso confiere al aire frío del mar en situaciones de anticiclón (sierra de Cuera, Lena, Teverga, Ibias...), pero carecemos de un clima normalizado y, aun menos, exportable. Los procelosos desencuentros de los ediles de Oviedo y Gijón están forjando ahora algunas inclemencias en la provincia; veremos si se consolidan o quedan en agua de borrajas.