L. S. N.

-¿Su primera victoria como portavoz socialista en Oviedo?

-Es una victoria de los ciudadanos. Oviedo ha demostrado que está viva, y que sabe lo que quiere y lo que no quiere. Los ciudadanos han reconquistado algo que es suyo, el urbanismo de su ciudad, con una movilización pacífica y positiva contra un proyecto que era una aberración y que iba a quedar ahí para las generaciones venideras. Habrá un antes y un después, se acabó el urbanismo a la carta.

-El día que Santiago Calatrava presentó las torres, le gustaron. ¿Le queda la duda de si se pierde una oportunidad?

-Ninguna. Cuando vi el proyecto y la maqueta, me pareció subjetivamente bonito, Calatrava es innovador y de gran calidad. Cuando analicé con detenimiento el entorno espacial donde se planteaba el proyecto, comprendí que se estaba poniendo en peligro la esencia de la ciudad, se rompía el equilibrio de algo que ha costado muchísimos años crear. Y si se hacía, no tenía marcha atrás.

-Durante la polémica, ha dado la impresión de que tenían discrepancias con la postura del Gobierno regional.

-No hablé de este proyecto con nadie del Principado, lo tengo que reconocer. Tenía claro que era una aberración a la que debía oponerme.

-Se han opuesto además a las torres de San Lázaro, un proyecto regional, y a recalificar las consejerías de General Elorza.

-He sido miembro del Gobierno regional con mucho orgullo, y ahora soy portavoz en el Ayuntamiento de Oviedo. Defiendo los intereses de Oviedo; en el 99% de los casos esos intereses coinciden con lo que defiende el Principado; si en algún caso no es así, mi compromiso está claro.