La opereta en dos actos «La Generala», con música de Amadeo Vives, despliega mañana en el teatro Campoamor su historia rocambolesca de líos de palacete. Cuatro voces asturianas viajarán a los años veinte para sumergirse en la historia de amor y enredos de la esposa del general Tocateca. Beatriz Díaz, María José Suárez, Ana Santamarina y Yolanda Secades son cantantes de generación y trayectoria dispares que, al referirse al género zarzuelístico, hablan al «unísono». La zarzuela impone respeto, ya que sus características, importadas al tiempo actual, ponen a prueba la capacidad de todos los que trabajan en ella.

Las cuatro han llegado a la zarzuela por vías diferentes. No sólo porque el canto es una de las carreras más caras, que también, o porque no es tanto, a veces, lo que uno quiera cantar como lo que le ofrecen, que otro tanto, sino porque «la zarzuela te saca "la raza" a través de papeles complicados para la voz y exigentes en la dramatización», según Díaz. La soprano allerana interpretará, en el primer reparto, a «la niña buena, pero picarona», la princesa Olga.

Para Díaz, este papel destaca por su lirismo equilibrado. «Las zarzuelas suelen tener muchos saltos y requieren mayor esfuerzo vocal que la ópera, teniendo en cuenta las dificultades de impostación de la voz al introducir partes habladas», explicó Díaz, que ya tiene experiencia en el género desde que consolidó nombre con el último premio «Viñas». «Marina», «La antología de la zarzuela asturiana» o «Gavilanes» fueron los últimos títulos que interpretó en el Campoamor.

Por su parte, María José Suárez se estrena en condiciones en el género, tras haber interpretado el «San Antonio de la Florida», de Albéniz. «Es un regalo poder hacer de la reina Eva, con su energía y lucidez dramática», comentó la mezzo, que estará de primer «cast». Y cuenta cómo la música le hizo dejar la Psicología. «Llegué más tarde que otros a la ópera, aunque con amplia experiencia en el repertorio sinfónico», señaló Suárez, que recuerda con cariño sus inicios en el Coro Universitario. «Lo de que cantar en coros y en zarzuelas estropea la voz son lecciones superadas», afirmó la mezzo.

Ana Santamarina es la veterana del grupo. Su participación en la «Antología de la zarzuela», de José Tamayo, que la llevó por escenarios de todo el mundo, así como su experiencia en el coro del teatro de la Zarzuela le hicieron adorar el género lírico español. «De "La fuerza del destino", de Verdi, y poco más no bajaba, pero la vida me enseñó a reconocer lo que yo creía una vulgaridad», confesó la mezzo, que afirma sentirse actualmente «más actriz que cantante».

Santamarina, que hará de una de «las amigas deliciosamente pijas del príncipe», reconoce la necesidad de que «al igual que el teatro clásico, la zarzuela acoja innovaciones, tanto en el libro como en la escena, pero sin desvirtuar la música y el mensaje».

Para la mezzo asturiana, «la lírica es un lenguaje más que hay que renovar, aunque la imaginación y el buen gusto nunca han sido comunes en todos los artistas de la vanguardia».

Para las cuatro, el director de escena ovetense Emilio Sagi ha sido un pivote importantísimo para la dignificación de la zarzuela desde finales de los ochenta, fecha en la que circunscribe aquel «Manojo de rosas» que se repitió tanto sobre las tablas. «El interés por la zarzuela de los teatros de Madrid y Oviedo y la apuesta de grandes cantantes por el género ayudan en la calidad», añadió Díaz. Secades destacó la estructura de la adaptación que Sagi ha hecho de «La Generala», obra que se estrenó en el teatro de la Zarzuela en febrero y que, con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA, retomará el XV Festival de Teatro Lírico Español. «Contrasta la visión límpida del primer acto con el colorido del segundo», adelantó la soprano, que se mostró agradecida de que a partir de las filas de la Capilla Polifónica «Ciudad de Oviedo» pueda afrontar papeles líricos. «Sagi tiene clara cada nota y la manera de responder ante los estímulos que tiene cada personaje», añadió Suárez. La nueva «Generala» tomará el Campoamor durante toda esta semana.