Pablo GONZÁLEZ

Víctor Rodríguez

Los 20.000 vecinos de la Tenderina ya comienzan a presumir de lo que será su nueva iglesia. Los habitantes del populoso barrio ovetense afrontan con gran optimismo la ampliación del templo, que califican de «necesaria», al tiempo que destacan la «modernidad» del proyecto presentado el jueves a la vecindad. «Da la sensación de que es una idea muy guapa», comentaba ayer , uno de los habituales de la parroquia.

La obra del edificio llega en un momento en el que el barrio está en pleno proceso de expansión. «Ya le hacía falta un arreglo, pero sobre todo la ampliación, porque éste es un barrio que ha crecido mucho en los últimos años», insistía Rodríguez. Para este vecino la importancia de la obra va más allá de lo meramente religioso. «Como centro social y de reunión, la iglesia es un lugar muy importante», explicaba en referencia a la importante labor social que se realiza desde el templo.

Josefina Vidal

«Todo lo que sea reformar es bueno. Peor de lo que está no va a quedar. Parece claro que hace años que la iglesia necesitaba un arreglo», aseveraba , «vecina de toda la vida» de la Tenderina. En cuanto a la fórmula elegida, es clara: «Con tal de que la reformen casi que me da igual cómo quede».

José Manuel Muñiz

Lidia Fernández

Por su parte, , propietario de una panadería frente a la iglesia, considera que la obra llega justo a tiempo, porque según su criterio «está en unas condiciones ruinosas». Muñiz, al igual que muchos de sus convecinos, conoció por la prensa de ayer las intenciones del arquitecto Felipe Díaz-Miranda. «Por la fotografía de hoy (por ayer) en LA NUEVA ESPAÑA parece que el diseño mejorará su aspecto, lo que a su vez mejorará el entorno», analizaba. Y es que mucha gente se quejaba del aspecto exterior de la iglesia, ausente de símbolos que hagan reconocer al edificio como tal. «Ahora no parece ni una iglesia. Mucha gente tiene que preguntar dónde está porque desde fuera parece un edificio cualquiera», manifestaba Muñiz. El campanario con el que se dotará a la estructura tras la obra acabará con estas confusiones. Para otros habitantes de la Tenderina lo más llamativo son los colores con los que se quieren rematar. «Me gusta el color, le da un toque distinto al edificio que antes no tenía. Va a aportar más vida y luz al parque que hay frente a la iglesia», destacaba , propietaria de un quiosco en la zona. «Con lo que está creciendo el barrio nos viene muy bien», apostillaba.

Rufino García

Mientras la quiosquera alababa el aspecto exterior, , vendedor del cupón de la Once, resaltaba la decisión de construir entre 700 y 800 columbarios en el sótano de la nueva pieza que se levantará junto a la actual iglesia. Lo mejor es lo de los columbarios, que van a permitir a la gente tener a sus muertos cerca y les evitará tener que subir hasta el cementerio», destaca Rufino García, para proseguir: «Me parece que va a quedar un edificio muy guapo».

García no se olvida de los verdaderos artífices de que el proyecto haya visto la luz tras muchos esfuerzos: el barrio y el párroco, Alberto Reigada. «En todo esto tiene mucha culpa el esfuerzo del párroco y los vecinos, que llevan mucho tiempo peleando por conseguir la reforma», destacaba.

Miguel Membiela

Tania Valdés

representa a los nuevos vecinos de la Tenderina. Natural de Pravia, reside en el barrio desde hace cinco años. «Es todo un progreso para el barrio», ensalzaba, para coincidir con Rufino García en el papel del párroco. «Me alegro por el cura, que es un paisano excelente», decía. En el extremo opuesto a Membiela se encuentra , propietaria de un bar cercano a la iglesia. Valdés lleva toda la vida en la Tenderina. «Me va a dar un poco de pena el cambio, porque para mí la vieja es mi iglesia de toda la vida», expresaba. Este punto de nostalgia tiene su razón de ser en que la infancia de Tania Valdés se encuentra estrechamente ligada a la iglesia, que tras los trabajos de ampliación y remodelación se parecerá muy poco a la actual. «En esta iglesia fue en la que me bautizaron e hice la primera comunión», rememoraba. Aunque la nostalgia no le impide reconocer que la iglesia necesitaba un remozado. «Es algo muy necesario. Cuando acaben la obra habrá más sitio para las bodas, las comuniones y los bautizos», enumeraba Tania Valdés. Para esta joven, lo mejor de los bocetos que ha visto sobre la futura iglesia es que «tiene un punto de modernidad que le faltaba. Por fuera va a parecer lo que es, una iglesia. No como hasta ahora».

Así, la Tenderina, a la espera de que las obras arranquen en octubre de 2009, ya comienza a presumir de iglesia.

«El diseño mejorará su aspecto y el entorno; ahora no parece ni una iglesia»

«La ampliación es necesaria porque el barrio ha crecido mucho»

«Es un proyecto que el párroco y los vecinos han conseguido tras muchos esfuerzos»

«Me da igual cuál sea el resultado final de la obra con tal de que la reformen»

«Me gusta el color, le da un toque distinto al edificio que no tenía antes»