Conchita García, concejala delegada de Educación.

En definitiva, la situación real es ésta: el Ayuntamiento de Oviedo mantendrá y potenciará su red de bibliotecas municipales que ha conseguido, incluso, tan alta valoración de la oposición municipal; el Ayuntamiento de Oviedo mantendrá y potenciará las actividades que se desarrollan en esta red; y el Ayuntamiento garantiza el funcionamiento de esta red con trabajadores, que accederán a la función pública demostrando sus méritos y capacidad a través de una convocatoria pública y transparente de empleo. ¿Cuál es, entonces, el problema, señora Sainz? Me temo que, como siempre, el problema sea usted y su errática, inconsistente y catastrofista estrategia de oposición. A estas alturas pedirle responsabilidad es tarea casi imposible, pero quiero terminar apelando a ello en la esperanza de que, por una vez, no utilice, a unos trabajadores y a unos servicios municipales de forma tan poco honesta para rentabilizarlo políticamente.

Los socialistas deberían explicar por qué pretenden privar a los cientos de jóvenes, y no tan jóvenes, titulados que pueden aspirar a estas plazas de su derecho a hacerlo. Indudablemente, los trabajadores que desarrollaron estas funciones tienen la ventaja de su experiencia, pero ése no es un rasgo que vulnere los derechos del resto de los posibles candidatos a una plaza de empleo público.

El Ayuntamiento de Oviedo respeta, y mucho, el trabajo de quienes están al frente de sus bibliotecas. Por ello, quiere que tengan un empleo de calidad y una situación idéntica a la del resto del personal municipal. Para ello, sacará a concurso público seis plazas de bibliotecario y seis plazas de auxiliar de biblioteca -ajustándose plenamente a la ley que permite que los auxiliares puedan estar al frente de los centros más pequeños-. Es el primer Ayuntamiento de España que convoca, nada menos, que seis plazas de bibliotecarios para incorporarlas al empleo público. Y el acceso al empleo público es el que es: oposición, o concurso-oposición, al que puedan concurrir todas las personas que lo deseen y que cumplan los requisitos exigidos. Comprendo que para la señora Sainz esto sea difícil de entender, pero el trámite legal es, exclusivamente éste, al menos, si no para ella, sí para el resto de los mortales.

Lo que ocurre es que, en este caso, la oposición, con la señora Sainz a la cabeza, no pretende defender las bibliotecas municipales. Su único interés es generar una nueva polémica dentro de su oposición siempre catastrofista, aprovechando para ello la situación de un grupo de trabajadores que se ven afectados por la finalización del contrato con la empresa que venía gestionando las bibliotecas. Piden, no la continuidad de estos equipamientos, que saben que van a seguir prestando el mismo servicio a los ovetenses, sino la continuidad de estos trabajadores. Entiendo la preocupación de los trabajadores, pero no puedo entender la actuación irresponsable de estos políticos, que cambian su criterio al albur de sus intereses circunstanciales. Y los hechos son claramente demostrativos de esa actitud: ponen por las nubes la Red de Bibliotecas Municipales -la señora Sainz asegura que hasta cambian, para mejor, la vida de las personas y su dignidad-, pero, en su torticera interpretación de la realidad, esa bondad sólo es posible si están unas determinadas personas al frente de los equipamientos; sin ellas, lo que era ideal pasa a ser catastrófico?

En el fondo, me satisface ver el gran aprecio que la oposición municipal muestra por la Red de Bibliotecas Municipales, porque ése ha sido un excelente proyecto de Gabino de Lorenzo para Oviedo. Él fue quien promovió esta red, quien apostó por ella y quien sigue haciéndolo, porque sólo hay que recordar, que el pasado año se inauguró un nuevo centro en San Lázaro y en 2008 se ha concluido ya la ampliación de la Biblioteca de Ventanielles. Teniendo en cuenta el indiscutible hecho de que fue Gabino de Lorenzo quien dio un impulso definitivo a esta red, ¿no resulta ridículo que se plantee que es él quien quiere acabar con las bibliotecas públicas?

La señora Sainz falta a la verdad cuando plantea que el equipo de gobierno municipal poco más que quiere quemar las bibliotecas públicas; falta a la verdad cuando dice que se reduce el presupuesto municipal para estos equipamientos; falta a la verdad cuando habla del cierre (temporal) de la biblioteca de Trubia como si fuera una decisión arbitraria del Ayuntamiento y no la respuesta a las demandas vecinales para que se ampliara el centro de salud de la localidad (por cierto, señora Sainz, ¿no le parece que esta situación es una razón más para cuestionar la cesión de locales gratuitamente para que el Principado cumpla sus obligaciones con los vecinos de Oviedo?); la señora Sainz, en fin, falta a la verdad en toda su valoración de una actuación municipal que tiene como objetivo justamente todo lo contrario de lo que ella pregona.

Paloma Sainz no ha perdido la oportunidad de unir su voz a quienes tratan de generar una falsa polémica en Oviedo en torno a las bibliotecas municipales. Y, como siempre, lo hace tergiversando la realidad y escondiendo mentira tras mentira en un superficial lirismo que no se ajusta ni a su personalidad -humana y política- ni a su desmedida ambición.