Paso noches en vela buscando alternativas a la energía nuclear, que me aterroriza. Las hidroeléctricas inundan nuestros valles, las termoeléctricas contaminan y alteran el microclima; con la energía mareomotriz, de olas o de mareas, tengo pocas luces; con mi teoría de apagar farolas y consumir menos, apenas me ilumino; la energía solar exige fuerte inversión inicial y paciencia para almacenarla y amortizarla; la geotérmica me deja helado porque Oviedo, aunque muy soterrada, geotérmicamente hablando es una ciudad tibia; los combustibles fósiles, gas, petróleo y carbón, se agotan, los mineros más, y la biomasa es más intolerable que las Fallas de Valencia. Los molinos de viento me ofenden menos; ochocientos se avecinan en Asturias, son desmontables y existen directrices que los regulan. Pero sigo durmiendo mal, no sé si romper una lanza por o contra ellos.