M. PÉREZ

Un vecino de Colloto estaba empeñado en que un desconocido le pagase unas copas. Hasta tal punto que le golpeó y le tiró al suelo para conseguirlo. A los pocos días del suceso los dos se volvieron a encontrar en una sidrería. «¿No me tendrás en cuenta lo del otro día? Anda, tómate algo, que pago yo», le dijo el agresor a su víctima, con una sonrisa por medio.

El asunto, que terminó en denuncia y posterior detención del agresor, tuvo lugar en Colloto a finales de abril. Un hombre de 51 años se dirigía a su casa a las dos de la mañana cuando fue abordado por un hombre. Con maneras muy agresivas le increpó y comenzó a insistir en que le debía dinero: 21 euros, concretamente. El hombre de 51 años intentó explicarle que se había confundido de persona, que él no le debía nada. El otro insistió: «Te acabo de pagar unas copas hace un momento y me debes 21 euros», dijo. Viendo que la actitud del individuo no cambiaba y que era imposible convencerle de nada, el señor de 51 años intentó continuar su camino. Pero no fue posible.

El sujeto se le echó encima y comenzó a golpearle con violencia en la cara. Comenzó entonces un forcejeo que terminó con la víctima en el suelo, donde el agresor siguió golpeándole.

Cuando dejó de pegarle le amenazó con pincharle con una navaja si no le daba los 21 euros. La víctima sacó su cartera del bolsillo para explicarle que no llevaba dinero encima y que tampoco tenía tarjetas para sacar dinero. En vista de que el agresor se impacientaba le propuso una solución alternativa, que le acompañase a un bar regentado por un amigo suyo, donde le podrían prestar dinero para dárselo.

El sujeto accedió y le acompañó al bar, a unos trescientos metros del lugar de la agresión. Al llegar al local el agresor advirtió a la víctima de que le esperaría fuera, y que no se le ocurriera «hacer nada raro» porque lo estaba vigilando. Una vez dentro del bar, el hombre de 51 años se sintió a salvo. Contó a su amigo, que efectivamente regentaba el bar, lo que había sucedido. Salieron juntos a la calle, pero el individuo se había ido.

El agredido, que tuvo que ser asistido de múltiples hematomas en la cara y en el cuero cabelludo, presentó denuncia en la Comisaría de Policía. A los pocos días, se encontró con su agresor en una sidrería. La actitud de esta persona había cambiado. Insistió en pagarle una consumición, que, por supuesto, la víctima no aceptó. Lo que hizo fue llamar a la Policía.

Varias dotaciones de la Policía Nacional se trasladaron a la sidrería para detener a J. M. A. M. un hombre de 37 años, natural de Oviedo, y con domicilio en Colloto. Ya había sido detenido varias veces por robos con violencia. Se negó a prestar declaración.