Elena CASERO

Los vecinos de la localidad de Las Mazas, a escasos 2 kilómetros de Oviedo, llevan varios meses viviendo una complicada situación. El acceso a la parada del autobús urbano que les acerca a Oviedo se encuentra en un punto que les obliga a cruzar las vías del tren o a dar la vuelta a una rotonda que sólo dispone de una estrecha acera en su lado izquierdo.

Para Baldomero Fradejas, vecino de la zona, la situación cada vez es peor, porque «nos aislaron, ahora estamos incomunicados, y encima no es normal que sólo hayan puesto acera en un lado. Lo que se debería haber hecho era una previsión, y poner una pasarela o un subterráneo».

Muchos son los que incluso llegan a temer por su vida. «Yo ya me caí dos veces nada más atravesar la vía, y necesito urgentemente que pongan algo. A veces voy cargada con la compra y soy incapaz de pasar», comenta Palmira Morán.

Purificación Miguel aún va más allá, y considera que esta situación se debe a que las administraciones les están «tomando el pelo», afirma. «Llevamos mucho tiempo luchando y enviando escritos. Antes de las elecciones, dijeron que nos iban a poner una pasarela, y una parada de autobús aquí al lado, pero, una vez que pasaron la elecciones, nada. Estamos desamparados, de la mano de Dios, porque, además, el pueblo cada vez está más sucio y no podemos ni echarnos a tomar el sol en el prau», añade.

Aurelia Menéndez, de 86 años, resalta con resignación: «A mí, que me pongan un puente u otro acceso, porque, si me caigo a la vía, no me levanto y me mata el tren».

Una de las soluciones que barajaban algunos vecinos, o por lo menos eso comentaban, era poner una nueva parada de autobús a la altura de la rotonda por la que se accede al pueblo, pero esta idea fue desechada tanto por la compañía TUA como por la mayoría de los habitantes de la zona. «La empresa dijo que no pondría una nueva parada, que si queríamos, la cambiábamos de lugar. Pero no merece la pena, porque la mayoría de los vecinos vive en la parte de aquí», asegura José Manuel Menéndez.

Tras la visita, el pasado martes, del concejal de Urbanismo, Alberto Mortera, los vecinos confían en que en los próximos días les den una solución, y que la ideal sería un puente o un túnel bajo las vías. Conchita Morán asegura que ese túnel supondría un gran cambio y una importante mejora en su vida diaria. «Mi marido sufrió un ictus y tiene medio cuerpo paralizado, así que va en silla de ruedas, porque apenas puede caminar unos metros. Yo tengo un problema en la pierna y no puedo manejar la silla, así que cada vez que mi marido tiene que ir a Oviedo, tenemos que llamar a un taxi, y con el retiro de pensionista que cobramos no podemos permitirnos el lujo de movernos en taxi con frecuencia».

Los casi 80 vecinos se quejan de la reciente construcción de una pasarela peatonal, que actualmente está cerrada y que, en cualquier caso, creen inútil, porque no les sirve para acceder a la parada del autobús. En opinión de Fradejas, «la debieron de construir en previsión de una futura edificación en la zona».

José Manuel Menéndez es un perjudicado por la pasarela, «porque ocuparon mi finca y me cortaron el paso con el ganado a otra que tengo más abajo». Piedad Fernández Lorences, cuyo domicilio está enfrente de la construcción, tampoco está de acuerdo con ella. «Nadie pidió esto. Nosotros no tenemos nada que rascar en ningún sitio, y ahora nos construyen esto en medio de un camino», asegura, y coincide con Menéndez en que «esto sólo lo hicieron para gastar dinero, más de 3 millones de euros. En San Claudio hicieron otra igual, pero más pequeña. Aquí la hacen grande para que la veamos bien», afirma indignada, «incluso viene gente para sacarle fotos».