Las más recientes manifestaciones del PSOE ovetense respecto al futuro del monte Naranco bien podrían mover a la carcajada si el asunto no fuera suficientemente serio. Dos años después de la aprobación del rimbombante parque periurbano de este espacio -37 millones de euros de inversión se anunciaron a bombo y platillo- lo único realizado es la mejora de un par de sendas que ya existían, actuación no desdeñable pero que ni justifica la cifra anterior en más de un 1 por ciento ni alcanza las más pesimistas expectativas sobre el fruto visible de tanta propaganda vertida al respecto. Un ejemplo más de la política cotidiana en nuestra región: de la dichosa realidad paralela en la que se ha instalado el Ejecutivo autonómico a la Asturias que vivimos los asturianos dista un abismo empedrado de incumplimientos y apuestas fallidas.

Conviene ser justos no obstante. Un proyecto sí se ha materializado: la adquisición a una conocida y respetada familia de financieros asturianos de la finca denominada El Pevidal por una cifra multimillonaria. En la misma se anunció un auditorio al aire libre, un hotel, un campo de golf y un parque temático. El señuelo para la compra. Nunca más se supo. Nunca ha tenido utilidad alguna. Ahora bien, ya se ha pagado, y para qué. Una mayoría de ovetenses encontramos en su momento delirante la propuesta, pero, entonces, para qué queremos el prau. Claro que planes para el Naranco, delirio y PSOE ovetense son casi sinónimos. ¿Cómo olvidar el monorraíl a su cima?, un tren que circularía sobre pilares discurriendo entre un área de fauna africana. Sin comentarios.

Lo único que ha hecho el Gobierno socialista respecto al Naranco es hablar, hablar y hablar. Todos los proyectos han quedado en papel mojado, tal como advertimos en su día.

Pronto vamos a celebrar una Comisión de Urbanismo en la que Arcelor-Mittal expondrá sus pretensiones respecto a la ampliación de la cantera de la siderúrgica ubicada en el monte. El PSOE, en ese momento, tendrá la ocasión de posicionarse y clarificar su apuesta por el Naranco. Al tiempo, el Gobierno socialista asturiano deberá autorizar o no esas pretensiones desde el punto de vista medioambiental y como explotación minera. Con seguridad ese debate pondrá punto final a tanta demagogia y palabrería sobre este asunto.

No sé si el Naranco tiene alma y miedos como apuntan los socialistas con epítetos no poco cursis. Lo que sí sé es que muchos vecinos que viven en la zona tienen ahora transporte público, mejor abastecimiento de agua y centros sociales que antes no tenían. Y que estos logros son tangibles y decisiones del actual alcalde de Oviedo. Nada que ver con los recurrentes planes de protección del Prerrománico que jamás saltan del papel y anuncian sus concreciones a dieciséis años vista.

Una modesta propuesta para concluir: con mucho menos de los 37 millones prometidos podría mejorarse el río Nora, mejorando de una vez por todas la capacidad de su depuradora, recuperando su cauce y sus bosque de ribera y creando una amplia zona verde en las inmediaciones de La Corredoria. Eso sí beneficia al monte, a sus laderas y a decenas de miles de ciudadanos ovetenses.

Si además reforestamos parte de las quemadas y peladas laderas de la cara sur podrá asegurarse que el cacareado parque periurbano del Naranco ha servido para algo y no es, como hasta ahora, un puro fraude.

Alberto Mortera es concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Oviedo.