Elena CASERO

«Yo quiero cantar a mi hijo, pero no me sé ninguna canción». Siempre se ha dicho que la música es un buen instrumento para desarrollar tanto las facultades psíquicas como físicas de los niños y que durante un embarazo es muy favorable para el desarrollo del futuro niño el poder escuchar música. Por estos motivos -«y porque el ritmo de vida actual ha hecho que muchas madres ya no puedan dedicar tiempo para cantar a sus hijos las canciones típicas que se pasaban de generación en generación», comenta la educadora social Vanessa Peña Otero- la concejalía de Bibliotecas del Ayuntamiento de Oviedo ha programado durante este mes de noviembre, dentro de sus múltiples actividades infantiles, «¡Canta bebé cuenta!».

Se trata de un taller dirigido a niños menores de 36 meses, «en los que cantamos nanas y tonadillas, leemos y trabajamos con nuestros hijos», afirma Peña, monitora de esta actividad infantil que promueve el Ayuntamiento de Oviedo.

El taller se desarrolla en diferentes barrios de la ciudad. Así, los lunes en San Lázaro, los martes en Ventanielles, los miércoles en Vallobín y los jueves y los viernes en Pumarín y La Corredoria, respectivamente, estos pequeños o, mejor dicho, sus familiares -«porque aunque los niños están presentes, trabajamos sobre todo con sus padres, abuelos o cuidadores, con los que aprendemos y recordamos canciones antiguas o de actualidad», asegura Vanessa Peña Otero- comienzan a iniciarse desde sus primeros meses con la cultura, con cuentos y también con canciones, «y en cierta manera estamos potenciando la lectura en unos y otros, porque nuestro objetivo, al ser un taller de sólo un mes, es que los padres continúen trabajando con sus hijos en lo sucesivo. «Nosotros les proponemos que después del taller acudan a las bibliotecas, que son grandes centros de recursos que tienen a su alcance, en busca de libros y de otros materiales para trabajar con ellos», declara la monitora de la actividad «¡Canta bebé cuenta!».

Los niños, no más de quince por grupo, para facilitar la interacción, participan de la actividad «a su manera». Unos pequeños aplauden, otros sonríen y otros, simplemente, miran fijamente a su madre, muestra de que están prestando atención.

En éstas anda el pequeño Diego, un bebé de apenas 6 meses de edad, que destaca como uno de los más activos del grupo de La Corredoria. A pesar de su corta de edad no pierde de vista los movimientos de su madre, Pili Vizcaíno, así como el ritmo de las canciones, y. aunque de momento sólo puede sonreír, ella sabe que al niño le gusta y confiesa que cuando acabe la actividad «seguiré trabajando con él en casa». Durante una hora a la semana, padres e hijos, niños y mayores se ponen a la misma altura y disfrutan con la música, «Soy de pino, pino, pino, me llamo Pinocho...».