La ópera «Marina» de Arrieta volvió a desembarcar en el Campoamor, en la producción de Susana Gómez y Carmen Castañón. La apuesta, sugerente, sin excesos y con buenas soluciones en el movimiento sobre la escena, se recupera así para el XVI Festival de Teatro Lírico Español, tras su estreno en 2007. Se trata de una obra compleja en su puesta a punto, tanto en lo vocal como en la escena, por presentar una vía sin precedentes en los propósitos por consolidar una ópera española en la segunda mitad del siglo XIX.

La obra conjuga cierto estatismo, que tiene que ver con un interés por el lucimiento de las voces principales frente al desarrollo dramático de un libreto que se reduce al equívoco en la historia de amor; con un trabajo musical que avanza hasta la grandilocuencia, basado en modelos líricos contemporáneos, y que no pierde de vista, en las funciones de sus elementos, el género de punto de partida, la zarzuela.

En la reposición de la «Marina» ovetense, la soprano María José Moreno volvió a dejar al público sin aliento con una actuación exquisita. La protagonista, crecida esta vez en su rol, brilló con diferencia en el elenco de voces, como una Marina inocente, fresca y elegante. Con una línea vocal difícil de superar, de modulaciones expresivas y coloratura límpida, Moreno defendió los artificios de un papel que, con su complemento en el personaje de Jorge, resultó una pareja de protagonistas descompensada.

La dificultad de este papel, que tampoco se contempla en el repertorio de todos los tenores, junto con la cancelación, próxima al estreno, de Alejandro Roy, hace que el reto asumido en la producción por Javier Palacios, quien salvó el papel de Jorge, sea por otro lado a tener en cuenta.

En los papeles secundarios destacó el Roque de Luis Cansino, mejorado en el aspecto vocal y lúcido en la veta bufa que caracteriza este papel que tiene grandes momentos, con el corte popular en el tercer acto. Francisco Santiago, en la piel de Pascual, hizo buen papel en los ariosos y en su conocida pieza de presentación «Yo, tosco y rudo trabajador». La producción sintetiza elementos y juega en un espacio indeterminado, marcado por la antítesis de colores fríos y cálidos. En este marco, se logra un buen ritmo en la escena, teniendo en cuenta las características de la propia obra, que en su dramatismo presenta una serie de picos. La música dominó el interés en la obra y tuvo una gran traductora en la Orquesta «Oviedo Filarmonía», partícipe también del buen ritmo conseguido en la representación. La Capilla Polifónica «Ciudad de Oviedo», con una presencia constante sobre el escenario, se enfrentó con resultados a números que, como el coro de entrada, no supusieron empresas fáciles con el tratamiento de las voces.

El titular de la OFIL, Friedrich Haider, volvió de este modo a la dirección lírica con un trabajo de sonoridades bien distribuidas. Un ajuste muy apropiado se vio entre el foso y la escena, teniendo en cuenta además la paleta de colores y timbres orquestales con que Arrieta dotó a «Marina». Como en la caracterización musical de los personajes o en los preludios orquestales, como el del tercer acto, ejemplos del cuidado que puso la orquesta en su interpretación. Con esto, merece esperar a la próxima «Tosca» en la Ópera de Oviedo, con Haider a cargo del apartado musical.

Una «Marina», en suma, que se acerca a una de las orillas de la lírica actual, con el compromiso en las diferentes partes del espectáculo.

XVI Festival de Teatro Lírico Español.

Elenco de cantantes: María José Moreno (Marina), Javier Palacios (Jorge), Luis Cansino (Jorge), Francisco Santiago (Pascual), Enrique Sánchez (Alberto), Elvia Sánchez (Teresa).

Actores: Verónica Gutiérrez, Aitana Estrada, Nacho González, Emilio Álvarez, Alejandro Suárez, entre otros.

Dirección musical: Friedrich Haider. Escénica: Susana Gómez. Escenografía de Carmen Castañón. Figurinistas: Elisa Sanz y Maika Chamorro. Luces de Eduardo Bravo.

Orquesta «Oviedo Filarmonía». Capilla Polifónica «Ciudad de Oviedo». Agrupación de cuerda pulsada «Laudare».