Al beleño se le llama también «hierba loca», «herba de la Mare de Déu», «pólvora del diablo», «adormidera de zorra» y «flor de la muerte». A quien lo deguste en ensalada, le produce sensación de gran ligereza, le parece que pierde peso, se siente ingrávido y acaba creyendo que se eleva por los aires. La impresión de realidad es tal que el consumidor vuela y aterriza en Ranón como bruja sobre su escoba y sin sistema antiniebla. A eso hemos de sumar que provoca vivacidad de expresión, memoria feliz e imaginación más viva. Con un poco de untura de ungüento de beleño, belladona, estramonio y mandrágora, aplicado en los sobacos o en la entrepierna, creerás a pies juntillas en la unidad de Europa; si duplicas la dosis, creerás en la unidad de España, y ya en plan de tomarlo por un tubo, llegarás a explicarte qué significa unidad, qué es lo uno.