Ya en el número siete del periódico «El Nalón», publicado el domingo día 1 de mayo de 1842, don Ciriaco Miguel Vigil relataba lo siguiente: «El domingo de Pascua de Pentecostés a las doce en punto sale de la casa de la Balesquida un volante montado y vestido con elegancia, representando la Fama, y recorre las principales calles de la ciudad, anunciando la función y colocando en las esquinas el programa impreso de la misma. A las tres de la tarde sale de dicha casa la Bojiganga precedida de tambor y gaita; siguiendo diversas figuras análogas al objeto. Luego una comparsa de jóvenes brillantemente vestidos para bailar por las calles y ciertos sitios, variadas y caprichosas contradanzas al compás de la música marcial, que también asiste, y cierra la comitiva un carro triunfal que conduce las figuras y atributos que describe el programa. Para separar las gentes que se agolpan y conservar el debido orden, se destinan varios jóvenes vestidos de figurón que llevan vejigas pendientes de un palo, de cuya circunstancia parece que esta función toma el nombre de Bojiganga. Al ponerse el Sol se restituyen todos al salón de la Balesquida y en seguida al campo de Piñoli, hoy Pumarín, a refrescar. El lunes a las doce, salen del mismo punto los del gremio vestidos todos de ceremonia, y dan un paseo por las calles principales, precedidos también de la música y cierra esta seria comitiva el maestro más antiguo del Gremio».

Ciento sesenta años más tarde, en 2002, la Balesquida comenzó a recuperar esta antigua costumbre y ya en este año de gracia de 2009 la cabalgata de mañana está consolidada en el calendario festivo de los carbayones, al igual que el pregón con el que dan comienzo los festejos que finalizan el Martes del Bollu, y que este año pronunció el periodista ovetense Ramón Sánchez-Ocaña.

Pues, señoras y señores, un año más el heraldo (La Fama) representado por un elegante jinete vestido de blanco, ataviado con sombrero coronado por un penacho de plumas, cabalgando un hermoso caballo blanco inmaculado, partirá mañana de la plaza de la catedral a las 12.30 del mediodía, acompañado por trompeteros, dos bandas de gaitas, personas con traje de época, grupos folclóricos, figurantes disfrazados de alfayates, oficiales con diferentes estandartes de oficios? Así hasta cerca de 250 personas que teñirán de fiesta la mañana del domingo mientras recorren las calles del Águila, Schulz, plaza de Porlier, San Francisco, plaza de la Escandalera, Fruela, Jesús, plaza de la Constitución, en donde el heraldo pedirá permiso a nuestro regidor para celebrar la fiesta. Después de este acto proseguirá por Cimadevilla, La Rúa y finalizará el periplo en la plaza de Alfonso II, en la capilla de la Balesquida. Siempre a caballo leerá el pregón en varios lugares del trayecto.

Hay que decir que la cabalgata, como todo en la vida, tiene su protocolo y por eso pido a los miles de balesquidos que conforman la Sociedad Protectora y a todos los cofrades, que se acerquen a contemplar su paso en cualquier parte del recorrido y, después de pasar el último componente, sigan tras ellos hasta la plaza del Ayuntamiento. Así se hizo a través de los siglos y así debemos de conservar su esencia para que cada año se refuerce más y más su espíritu hasta lograr, en poco tiempo, una fiesta de leyenda que prestigie nuestra ciudad.

Ya lo saben, cuando pase el último componente del desfile, agréguense a la cabalgata. O, lo que es lo mismo: cofrades, socios protectores y ovetenses de cualquier condición. ¡Todos tras el heraldo hasta la plaza de la Constitución!