M. PÉREZ

Escalopines al cabrales para cenar el día del crimen, un Bollycao para coger fuerzas antes de limpiar la escena y hamburguesas para reponerlas. Las aficiones gastronómicas de los habitantes del 2.º A del número 19 de Mariscal Solís pasarían desapercibidas si no fuese porque son determinantes a la hora de establecer una cronología del asesinato de María Luisa Blanco.

Fuentes cercanas a la investigación han confirmado a este periódico que al día siguiente de la muerte de María Luisa Blanco, el día de San Juan, los jóvenes que vivían en el piso y Pablo Luis B. se fueron a comer a una conocida hamburguesería de Uría. Según las mismas fuentes, fue allí donde acordaron que Pablo Luis B. se autoinculpase del crimen. Así, los inquilinos habrían convencido a Pablo Luis B. para que se confesase autor del asesinato de su hermana y que le contase esta versión a la Policía. Al parecer, fue también en esta comida del día 25 donde se decidió la coartada del viaje a Madrid, que al día siguiente Jesús V. y su pareja, Larissa L., contaron a la Policía Nacional. No pudieron aportar ningún billete de autobús ni reserva de hotel para demostrarlo.