L. S. NAVEROS

Los Bomberos Voluntarios de Trubia nacieron en 1988, cuando a la localidad ovetense sólo se llegaba por la sinuosa carretera nacional. Había habido varios incendios forestales, y los vecinos plantearon al Ayuntamiento que estaban dispuestos a asumir la responsabilidad de actuar con rapidez ante cualquier siniestro. Ahora son siete hombres y mujeres, entre 21 y 54 años, que ayer recibieron el homenaje de sus convecinos, que les otorgaron el premio «Trubieco del año» por su «gallardía y valor». Julio Rodríguez, encargado de la brigada voluntaria de Trubia, fue el que recogió la placa conmemorativa de manos de la reina de las fiestas Sacramentales de Trubia, Sheila Calle Álvarez, una avilesina de 19 años con raíces en la localidad trubieca de Villarín.

El presidente de la comisión gestora de las fiestas, Manuel Ángel Menéndez Verdín, destaca que este año los Bomberos Voluntarios se han destacado por sus actuaciones, entre ellas ante el incendio de una nave de almacenamiento de naftalina en Química del Nalón. «Fueron los primeros que intervinieron y han tenido otras actuaciones destacadas, como el auxilio a un vecino que había sido atacado por avispas».

Los Bomberos Voluntarios de Trubia recibieron el homenaje en presencia del alcalde de barrio de la localidad, Víctor Manuel Alonso Fernández, a las dos de la tardé de ayer, en la plazoleta, donde numerosos vecinos disfrutaban de la sesión vermú de las fiestas. Los festejos comenzaron con una misa rociera en la capilla militar, cantada por el coro rociero «Sueños del Camino», integrado por 16 gijonesas que, ataviadas con batas de cola, dieron después un animado color al baile, al son de la orquesta «Pasito Show».

Por la noche, la misma orquesta amenizó la verbena. Los festejos continuarán hoy, con una corderada y el reparto del bollo y el vino, que se comerá en una jira campestre en el parque de Cataluña.