Astrofísico, filósofo, teólogo y sacerdote jesuita

Javier NEIRA

Manuel María Carreira Vérez es doctor en Astrofísica, licenciado en Filosofía y Teología y sacerdote jesuita. Forma parte del Centro Español de Sindonología. Recientemente ha ofrecido una conferencia en la Universidad Olavide de Sevilla dentro de un curso dedicado al Santo Sudario de Oviedo y a la Sábana Santa de Turín.

-Lo último es que los dos lienzos, el Sudario y la Sábana, coinciden extraordinariamente.

-En la Sábana de Turín el misterio máximo es la imagen. En el Sudario de Oviedo no hay imagen. Pero se pueden comparar las manchas de sangre, no las imágenes, del Sudario con las que aparecen en la Sábana. Según el veredicto de los médicos forenses, ambos lienzos estuvieron sobre la cabeza del mismo cadáver. Eso tiene mucha importancia primero históricamente porque hay abundantes comprobaciones y citas del Sudario a partir del siglo VIII y aún antes, pues existen referencias aunque no tan claras de su estancia en Toledo. Eso nos da por lo menos seis siglos de existencia bien comprobada del Sudario antes de que tengamos tanta información para la Sábana. Si estuvieron sobre el mismo cadáver, como ahora se comprueba, es que son contemporáneos, echando abajo ciertas especulaciones que sitúan a la Sábana en el siglo XIV.

-Así que el Sudario ovetense, poco conocido, puede servir para autentificar a la archifamosa Sábana turinesa.

-Creo que es así. El lienzo que se custodia en la Cámara Santa de Oviedo es muy útil para autentificar la Sábana Santa de Turín. Se presenta como dificultad básica de la Sábana la escasez de testimonios históricos anteriores al siglo XIV y la prueba del carbono 14. Y el Sudario de Oviedo ofreces datos históricos y encima apoya la necesidad de tomar con mucho cuidado la datación mediante el carbono 14. Para el Sudario da entre el siglo VII y VIII y para la Sábana, del XIII al XIV. Las discordantes dataciones por carbono 14 del Sudario de Oviedo y de la Sábana de Turín no valen. Y es que los dos lienzos estuvieron sobre el mismo cadáver.

-¿Por qué aseguran que son los lienzos que cubrieron el cadáver de Cristo?

-Coinciden de una forma extraordinaria las manchas de sangre incluso no sólo las que corresponden a la parte más visible del rostro sino sangre de origen en heridas puntiformes que corresponden a punzadas de espinas en la nuca. Se ven muy bien en el Sudario y por eso se pudo reconstruir y probar que ese lienzo envolvió la cabeza de alguien que murió en posición vertical y con espinas y eso se corresponde con la imagen y la sangre de la Sábana.

-¿Y los enigmas?

-El Sudario no ofrece ningún enigma científico. Se pueden reproducir y se ha hecho en el laboratorio un conjunto de manchas con características similares a las que hay en el Sudario de Oviedo.

-Pero llegar hasta el primer tercio del primer siglo de nuestra era, hasta un varón de treinta y pico años, hasta Jerusalén...

-Hay que tener en cuenta cómo se trabaja en arqueología y el Sudario y la Sábana son objetos arqueológicos. En arqueología uno infiere cuál es la utilización y la procedencia de un objeto por su contexto cultural y por alguna indicación histórica que puede relacionarlo con una persona concreta. No es dos y dos cuatro. Un ejemplo, cuando se encontró la tumba de Filipo de Macedonia, el padre de Alejandro, en 1970 se basaron para autentificarla en que era de la época, en que el esqueleto era de un varón y estaba rodeado de joyas que indicaban una posición social muy elevada y en que tenía una herida en el hueso, bajo el ojo derecho y se sabía que Filipo murió de un flechazo en el ojo durante una batalla. Con sólo eso nadie puso en duda que se había encontrado su tumba. En el caso de la Sábana y del Sudario hay más de una docena de datos que indican que corresponden a Cristo. No hay ninguna indicación de una persona, salvo Cristo, coronada de espinas, flagelada y crucificada al modo romano y, tras su muerte, atravesada en el costado derecho por una lanza romana. Nadie en toda la Historia corresponde a tal descripción. Según el criterio de la arqueología hay pruebas abundantes.

-Entre los judíos observantes, como era el caso de los apóstoles, los lienzos mortuorios constituían un tabú, no es verosímil que los recogiesen como reliquias.

-Es verdad, sólo se explica que se recogiesen como reliquias por el hecho fundamental de la resurrección. Ya no se trataba de un cadáver. Guardan unos lienzos que, si no, darían asco y estarían destinados al fuego o a la basura. La resurrección cambió la mentalidad judía de no tocar nada relacionado con un cadáver.

-De todos modos hay un hueco de varios siglos sin noticias del Sudario.

-Sí, existe ese hueco, pero de una época en la que el cristianismo estaba perseguido. Después hubo que vencer durante siglos una resistencia enorme a mostrar a Cristo crucificado. Era la muerte más infame y atroz. Costó trabajo y tiempo vencer esa resistencia.

-¿Obtendrán el ADN de Cristo?

-En los dos lienzos hay sangre pero no, con certeza, células de otro tipo. Los glóbulos rojos no tienen el ADN empaquetado, sólo el mitocondrial, disperso por la célula. No vale para clonaciones. La sangre del Santo Sudario de Oviedo no serviría para clonar a Cristo.