Contador ganó la etapa, en solitario, a la cumbre (más bien collado) de Verbier, en los Alpes suizos, y se enfundó el amarillo. Vi la etapa, admiré Suiza, envidié su gestión paisajística y urbana, y me pregunté si sabremos de Contador dentro de dos mil años. ¿Y de Alonso? Sabemos de Appuleius Diocles, hispano, nacido en 104 d. C., el mejor auriga de la historia, que ganó 1.462 carreras, de 4.257; 110 «a pompa», o sea, las más importantes, que seguían a la procesión del principio del espectáculo. Una lápida, cerca del Vaticano, y «celtiberia.net», recoge detalladas sus victorias. En esto de los anales de la Historia, aunque precisamente hoy celebro con la Santina mis bodas de plata, soy pesimista; dentro de dos mil años yo no voy a acordarme de Contador, de Alonso ni de Diocles, y me temo que, a la velocidad que consumimos el mundo, pronto nos iremos a tomar...