M. PÉREZ

Los presuntos asesinos de María Luisa Blanco, la joven de Vallobín asesinada y posteriormente descuartizada en su domicilio la pasada noche de San Juan, habían planeado deshacerse del cadáver echándolo a los perros. Así lo explican varios de los imputados por el asesinato de la joven en sus declaraciones, según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA por fuentes cercanas a la investigación. Estas personas han relatado que su idea inicial era deshacerse del cuerpo de María Luisa Blanco con perros de la perrera municipal.

El plan era el siguiente: con María Luisa Blanco muerta y descuartizada en la nevera, había que buscar una forma de deshacerse del cadáver. Lo que se les ocurrió fue ir a la perrera municipal de La Bolgachina para adoptar unos perros, que llevarían a casa para que se comiesen a la joven, de 36 años. No tenían muy claro que los perros pudiesen comer los huesos de la joven, pensaban que sólo se comerían la carne. Así que se les planteaba un nuevo problema que pretendían solucionar hirviendo los huesos -no se entiende muy bien por qué- para luego ir deshaciéndose de lo que quedase, poco a poco, depositando los restos en diferentes lugares.

El mayor inconveniente lo veían en la cabeza, pero también tenían un plan para deshacerse de esta parte del cadáver, que previamente habían guardado en una bolsa en el congelador. Lo que se les ocurrió fue comprar una radial para trocear la cabeza. En su explicación una de las personas acusadas del asesinato de María Luisa Blanco relató con todo lujo de detalles que sería necesario «sacarle los ojos» y «cortar las orejas» para que no pudiera ser identificada de ninguna forma.

Aunque la primera intención de los acusados del asesinato era ésta, según la declaración en la que coinciden varios de ellos, al final optaron por no llevar a cabo este plan. María Luisa Blanco fue asesinada el 24 de junio. Esa misma noche fue descuartizada en la bañera. A la mañana siguiente uno de los imputados, en este caso Cristian M., acudió al supermercado más cercano al domicilio para comprar útiles de limpieza para borrar las huellas del crimen. Una vez realizada la tarea, los habitantes del número 19 de Mariscal Solís -Pablo Luis B., hermano de la víctima, Cristian M. Jesús V. y Larissa L., los tres últimos inquilinos del piso- se fueron a comer a una conocida hamburguesería de la calle Uría. Fue ahí donde decidieron abortar el plan de los perros. La Policía cree que en este lugar acordaron que Pablo Luis B. se autoinculpase del crimen y donde planearon la rocambolesca historia del viaje a Madrid de Jesús V. y Larissa L. que no pudieron demostrar.

Pablo Luis B., de 35 años, Cristian M., de 21, y Jesús V., de 19, están en la cárcel de Villabona acusados del asesinato de María Luisa Blanco. Larissa L., de 17 años, pareja de Jesús V., con quien tiene un bebé, está en el centro de menores de Sograndio. La madre de Pablo Luis, Rosario B. está en libertad con cargos por encubrir el crimen.