Alberto RUBIO

David ORIHUELA

Uno de los debates más candentes en las últimas semanas es el de la juventud. Y, dentro de este debate, la educación y, por tanto, la escolarización. Los cambios sociales son patentes en la franja de edad de escolarización obligatoria, y por eso el Ayuntamiento de Oviedo ha revisado su plan municipal de intervención en el absentismo escolar. El pasado jueves la Junta de Gobierno aprobó un nuevo texto, corregido y aumentado, que marcará las pautas de todos los agentes educativos, familiares, sociales y policiales para evitar que los niños con edades comprendidas entre los 6 y los 16 años, el periodo de escolarización obligatoria, «piren clase».

La comisión que coordina el plan de intervención ante el absentismo considera que éste «contribuye decisivamente a situar al alumno en posición de riesgo de exclusión social y marginación».

Esta nueva normativa sustituye al plan de intervención en absentismo escolar, que estaba en vigor desde el año 2001. Este programa pretende adecuarse a los cambios que se han producido en estos años, tanto en materia de absentismo como en la metodología de intervención de los Servicios Sociales en casos de desprotección infantil.

Entre los principios y objetivos fundamentales de este plan están velar por el interés del menor, así como facilitar su derecho a la escolarización implicando a las familias. Este plan procura que todos los alumnos en edad escolar acudan a clase de manera regular.

Establece una diferenciación en el origen de la falta de asistencia a las aulas. En el caso de que el absentismo tenga su germen en el entorno escolar, será la Administración educativa la que intervenga, En cambio, cuando el absentismo esté provocado por el entorno familiar, los que han de intervenir son los Servicios Sociales, actuando según su protocolo para situaciones de desprotección infantil. Estas actuaciones pueden ser de carácter preventivo o de carácter correctivo del absentismo.

En este nuevo plan se incorpora, además, un nuevo concepto, el de absentismo virtual, cuando el niño acude a clase de manera regular pero no muestra interés, adoptando una actitud pasiva y en ocasiones una conducta conflictiva.

El proceso de control del absentismo comienza por los profesores y tutores, que se lo comunicarán al jefe de estudios del centro. Luego se informará a la comisión de absentismo, que valorará cada caso y que decidirá el origen de las faltas y derivará la cuestión a Servicios Sociales en caso de que existan problemas de desamparo, de desprotección infantil. Si la situación es de riesgo, se dará traslado al Instituto Asturiano de Atención Social a la Infancia, Familia y Adolescencia, con una «propuesta urgente de separación del menor de su familia». Ésta sería la situación más grave, pero hay otras intermedias. En caso de que se catalogue como una cuestión leve los Servicios Sociales intentaran colaborar con la familia y prestarles el apoyo necesario para solventar la situación carencial. Si el riesgo de desprotección infantil es moderado, es decir, que hay sospecha de que se puede reproducir o se constata que está sucediendo, intervendrán también los Servicios Sociales.

Todo este engranaje se pondrá en marcha cuando los profesores que se harán cargo del recuento de las faltas de asistencia constaten que las que están sin justificar superan el 20 por ciento del horario lectivo mensual. El primer paso será una entrevista con los padres, luego comenzará el resto del proceso.

El programa define, además, cuál ha de ser la coordinación entre las diferentes administraciones competentes, delimitando claramente cuáles son las funciones asignadas a cada una de ellas ante cada caso determinado.

Este programa que ahora se pone en marcha tras su aprobación en la última Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Oviedo pretende que el control y los recursos que se apliquen para solucionar los problemas de absentismo sean acordes con la nueva situación. Los mayores de 16 años que cursen ESO quedan fuera del plan, al haber superado la edad en que la educación es obligatoria.

Se computarán como faltas de asistencia tanto las que estén justificadas como las que no lo estén.

Alto

Más del 40% por ciento del tiempo lectivo mensual. El alumno falta a clase muy frecuentemente, más de la mitad de los días, a veces durante periodos largos sin justificación alguna.

Medio

Entre el 20% y el 40%. El alumno falta a clase de forma irregular pero con cierta frecuencia.

Moderado

Inferior al 20 por ciento. Menos de una semana de clase al mes. Faltas consecutivas hasta 10 días en función de un hecho concreto (enfermedad). Faltas esporádicas con cierta periodicidad (determinado día de la semana o del mes). Faltas a clases al inicio o al final de la jornada. Falta de asistencia a alguna materia concreta.