Escritora, acaba de publicar «Sonata de amor», ambientada en Oviedo

David ORIHUELA

Hace cuatro años, cuando Blanca Álvarez vivía el calvario del alzheimer de su padre, escribió una novela, y a las diez de la noche le envió el texto por correo electrónico a su editor. A las tres de la mañana se levantó de la cama y envió otro correo: «No lo leas, voy a escribir otra». De aquel impulso, en respuesta a la editorial que le pedía una serie, nació «Sonata de amor», la primera pieza de la colección de cuatro entregas «Cuarteto de cuerda». Álvarez, que nació en Cartavio (Coaña) y vive «entre burros y ovejas» en Santa María de Grado, presentó ayer la obra en el Conservatorio Superior de Música Eduardo Martínez Torner de Oviedo, ciudad en la que está ambientada la tetralogía.

-¿Por qué una serie de cuatro?

-Porque me encargaron una serie de calidad y opté por esto. Lo de que sean cuatro es porque me parece el número perfecto. Podrían ser cinco, pero más de cinco aburre al lector, al autor y a todo el mundo.

-¿Sabe usted tanto de música como para crear un cuarteto de cuerda?

-Como dice mi hija, que sí sabe mucho de música, tengo una oreya como una alpargata, pero me interesaba el aspecto de la disciplina.

-Cuatro personajes, cuatro chicas adolescentes.

-Así tengo la posibilidad de escribir cuatro novelas y en cada una de ellas una de las chicas tomará protagonismo y se convertirá en narradora. Son cuatro maneras de ver las cosas dentro de un mundo tan complicado como el de la música. De chicas que se levantan a las seis de la mañana, tocan hasta las ocho, van al instituto y salen corriendo al Conservatorio, llegan a casa, hacen los deberes del instituto y vuelven a tocar antes de acostarse.

-¿Hay jóvenes con esa disciplina?

-Cuando se habla de gente joven hay que dejar claro que no es todo «botellón», aunque lo cierto es que se lo ponemos difícil porque les ofrecemos modelos como Belén Esteban o Ronaldinho. Tenemos a científicos en paro y a los futbolistas que se quieren poner en huelga porque les van a pedir que paguen más impuestos. Antes para ser famoso tenías que poner que eras músico, arquitecto, escritor...

-Su novela es una visión optimista de la juventud.

-Es una visión realista de una parte de la juventud.

-Usted acude a muchos colegios y a institutos a ofrecer charlas, ¿ha fallado estrepitosamente el sistema educativo?

-Es que la escuela es para enseñar y la educación debe hacerse en casa. Lo malo es que hemos educado a los niños haciéndoles creer que tienen derecho a todo. Ser padre es muy difícil y tener un hijo no consiste en lucirlo e ir a buscarlo al colegio divina de la muerte, con unos vaqueros carísimos y el «botox» recién puesto.

-¿Por qué eligió Oviedo como escenario?

-No es sólo un escenario, porque Oviedo es una ciudad viva, es una ciudad evidentemente musical y a la que los músicos le tienen mucho miedo porque el público ovetense sabe mucho de música. Elegí Oviedo porque es donde se encuentra el conservatorio superior de música.

-¿Y qué música tiene Oviedo?

-Oviedo sería una «pavanna» para una ciudad dormida.

-¿Ha dejado la poesía y la novela erótica para dedicarse a la novela juvenil?

-No soy poeta, que más quisiera yo. Poetas hay cuatro y están tocados por la mano de Dios, o del Diablo. Y el erotismo ya sólo lo vivo en privado.

-¿Se vive mejor con la literatura juvenil?

-Se puede decir que sí, pero también se trabaja más que en otro tipo de literatura. No me gustan las etiquetas porque la literatura es literatura, y si es buena, además la pueden leer los jóvenes.