Rector de la Universidad de Oviedo

Pablo GALLEGO

Con 30 años y un doctorado en Química Orgánica bajo el brazo, un joven Vicente Gotor (Calatayud, Zaragoza, 1947) llegaba a Oviedo para ocupar una plaza como profesor adjunto en la Facultad de Química. «Fue el 7 de julio de 1977, y mi única meta era llegar a ser catedrático», asegura el mismo investigador que, 33 años más tarde, ocupa la silla del rector en dos despachos distintos. Uno, el institucional. El otro, más pequeño, en el que trabaja cada día desde las ocho y cuarto de la mañana. «Soy muy metódico», asegura. Tanto que el primer sueño, la cátedra, lo consiguió sólo 6 años más tarde. El último se hizo realidad anteayer, con la entrada de su Universidad de Oviedo entre las nueve instituciones de enseñanza superior galardonadas con el sello del Campus de Excelencia Internacional.

-¿Qué tal ha dormido esta noche?

-(Ríe) Peor que el día anterior, porque la emoción ha sido mucha. Vine muy tranquilo de Madrid, donde todo el mundo nos felicitó. Tenía la seguridad de que íbamos a estar entre las elegidas, y el trabajo que hemos hecho ha sido reconocido. El proyecto ha estado entre los mejores, y la única sorpresa ha sido esa diferenciación entre global y regional.

-¿A qué cree que se debe?

-Hay que tener en cuenta que, en el «ranking Shanghai» la Universidad de Oviedo estaba más allá del puesto 500.º, y las universidades de Madrid y Barcelona están en el ciento y pico. La sorpresa es que Oviedo esté entre las nueve.

-¿Dudó alguna vez del éxito del proyecto?

-Sólo la primera vez, pero una vez que superamos la primera criba y vimos en qué aspectos había que mejorar, no dudé en absoluto.

-¿La de Oviedo experimentará un cambio mayor que el resto?

-Pues, seguro. Oviedo necesita un cambio, y este premio tiene que ayudarnos a subir en el «ranking». Tenemos un pasado que hay que mejorar, eso está claro. La idea del Campus de Excelencia es que alguna Universidad española pase al «top 100», y Oviedo irá subiendo poco a poco.

-¿Ser rector hoy pesa más que antes de la Excelencia?

-Mucho más. Es un compromiso con toda la sociedad asturiana que tenemos que cumplir, y toca comenzar el desarrollo del plan. La semana que viene hablaremos con el Principado.

-¿Saben ya qué fue lo más valorado por el jurado en la candidatura de Oviedo?

-La nota es muy buena, según me ha dicho el secretario general de Universidades, Màrius Rubiralta. El comité ha visto un proyecto realista y de mejoras, en el que se especificaba claramente qué es lo que queríamos hacer en la escuela de posgrado, en la internacionalización y en los dos «clusters». En otras universidades los objetivos estaban mucho más confusos.

-¿Teme que el apoyo de la sociedad asturiana a la Universidad disminuya una vez conseguido el sello del Campus de Excelencia?

-Realmente ahora es cuando tienen que apoyarlo más, para convertirlo en una realidad. Si no, no habremos hecho nada. Tenemos que comenzar nuestros contactos con las empresas, empezar proyectos conjuntos y aumentar el número de patentes.

-Ahí estamos bastante flojos.

-Tenemos nuestros problemas, pero el sello de Excelencia nos da luz y esperanza para resolver los problemas del Principado. Ahora debemos asumir la responsabilidad de llevar nuestros planes a cabo, y el Campus de Excelencia nos compromete con todos los asturianos. Ahora no podemos fallar.

-Lo más difícil empieza ahora.

-Desde luego. Tenemos que cumplir los objetivos en unos tiempos determinados. Estamos ya a finales de noviembre, y el año 2009 cuenta. Además, hay barreras dentro de la Universidad que debemos superar, siempre hay escépticos. Y personas que informan mal a sus estudiantes.

-Tras el paso de la Excelencia, vuelve a primera línea la fusión de centros. ¿Conseguirán que los nuevos grados empiecen para el curso de 2010?

-Al Consejo de Gobierno del lunes van todos los que nos quedan. Después pasarán por el Consejo Social, y de ahí, al Principado. Una vez que el Gobierno dé su visto bueno se enviarán a la Aneca los últimos diez que nos quedan.

-¿Se despejarán todas las dudas cuando la fusión de escuelas y facultades sea ya real?

-Queremos hablar con los estudiantes para darles tranquilidad. Van a tener todas las garantías y beneficios del mundo, pero, insisto, hay directores que no han informado de forma correcta a sus alumnos, y personas que quieren más centros para que haya más cargos. Tienen que entender que debemos luchar juntos por la Universidad y considerarla un fin, no un medio.

-Usted siempre ha dicho que el éxito del proyecto asturiano es fruto del trabajo de su equipo. ¿Este éxito reafirma su elección?

-Es cierto que es mi equipo, pero aquí ha colaborado mucha más gente, como el profesor Santos González. De otros no puedo decir lo mismo, pero él siempre ha estado ahí, y me ha ayudado mucho. Tanto él como su mujer, Consuelo, forman un grupo en Matemáticas con publicaciones de mucho nivel.

-¿Ha habido alguna sorpresa?

-Lo sorprendente ha sido encontrarme con directores de área, a los que siempre conoces menos que a los vicerrectores, con una capacidad de trabajo asombrosa, y una imaginación desbordante. El gran trabajo que han hecho me hace ver que el equipo que elegí es el acertado.

-¿Cree que la Excelencia conseguirá que quienes van fuera a cursar estudios ofertados en Asturias se queden en el Principado?

-Con los nuevos grados, espero que sí. Matemáticas y Física han duplicado su matrícula este año.

-¿Valora incluir en un futuro titulaciones como Arquitectura o Periodismo, que siempre se llevan fuera muchos alumnos?

-Habrá que ver qué titulaciones se pueden incluir según los recursos que tenemos. Quizá sea preferible buscar estudios que no se impartan en la periferia, muy demandados, y que puedan atraer alumnos. También titulaciones dobles, pero, sobre todo, másteres internacionales.

-¿Le ha sorprendido la felicitación de alguien? ¿Esperaba otras que no han llegado?

-Es algo que no me preocupa. Aún tengo un montón de felicitaciones sin leer, porque ayer estuve hablando por teléfono sin parar. Quizá la más positiva es la felicitación del propio secretario general de Universidades.

-¿Los asturianos verán ahora su Universidad con otros ojos?

-Creo que sí. Hay universidades, como la Politécnica de Valencia, que tenían muchos más contratos de investigación y patentes que nosotros y se han quedado fuera.

-¿Qué es lo más necesario para Asturias desde el punto de vista de la Universidad?

-Donde más vamos a poder ayudar es en la transferencia de conocimiento. Y también es importante que los empresarios vean la Universidad en positivo y nos pregunten qué se puede hacer, en lugar de imponerlo.

-La Universidad debe pactar con el Principado en qué va a invertir los 7,5 millones de euros del Campus de Excelencia.

-Así es.

-¿No cree que eso le resta independencia a la institución?

-En absoluto. El Gobierno del Principado nos ha dado carta blanca, y el consejero de Educación se ha comprometido a aceptar todos los préstamos del Campus de Excelencia. En ese aspecto estoy tranquilo.

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