En mis siete años como presidente de la Asociación Lírica Asturiana Alfredo Kraus pocas satisfacciones he tenido, por no decir ninguna, mayores que la que el miércoles pasado viví al entregar a Sor Blanca, superiora de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, en presencia de Jaime Rojo, presidente de la Asociación Benéfica Cocina Económica de Oviedo, de varios de sus directivos y de José Suárez Arias-Cachero, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo, el cheque que llevaba escrita la cifra correspondiente al taquillaje del concierto homenaje a Alfredo Kraus celebrado el pasado 7 de noviembre en el auditorio Príncipe Felipe.

La Cocina Económica de Oviedo es una entidad benéfica ejemplar con la que colaboran muchas personas, empresas e instituciones, y en la que se percibe, por tanto, de manera singular lo que es la solidaridad humana. Sus instalaciones, en un alarde de buena gestión por parte de los miembros de su junta directiva, están renovándose y modernizándose de manera notable en los últimos años, a pesar del esfuerzo económico que ello supone al coincidir en el tiempo con una utilización de sus comedores que casi duplicará en este año la que había en 2007, consecuencia de la crisis económica que afecta al país.

La labor de las Hijas de la Caridad, que rigen la institución desde su fundación, es modélica, y la de sus directivos, de un altruismo y generosidad dignos de todo elogio. A mí me producen una sana envidia, pues entiendo que sus fines son de una altura de miras muy superior a la de los que, como nosotros, nos movemos dentro del ámbito cultural, en el fondo disfrutando de una manera u otra de nuestras aficiones. Aunque, como en nuestro caso, sea honrando la memoria de un artista de la categoría de Alfredo Kraus, al que recordamos de manera singular al cumplirse los diez años de su muerte. Estoy seguro de que, allá donde esté, también él sentirá la misma satisfacción que sentimos nosotros al ver que con su homenaje contribuimos al mantenimiento de la gran labor social que la Cocina Económica dispensa.

Creo también que no estaría de más resaltar la desinteresada colaboración de los artistas que participaron en el concierto, y de todas las empresas e instituciones, entre las que se encuentra este diario, que con su patrocinio y colaboración lo han hecho posible. Igualmente, debo dar las gracias al público que masivamente asistió al concierto, posibilitando con el dinero de su entrada alcanzar los objetivos previstos. Únicamente hemos de lamentar en todo este asunto la actitud de la Fundación Ópera de Oviedo, al no dar permiso a dos cantantes pertenecientes al elenco del reciente «Don Giovanni» para participar en el concierto, anteponiendo a la nobleza de los fines perseguidos temas personales de difícil justificación. Al lado de tantos comportamientos ejemplares, por parte de tantas personas e instituciones, la cortedad de miras de los responsables de la Ópera de Oviedo es, siento tener que decirlo, sencillamente lamentable.