PALOMA MURO DE ZARO. Cuentan los espacios. A Juan Diego Flórez era extraordinario oírlo en el Campoamor y, sin embargo, en el Auditorio era como si hubiese un espacio entre él y el público.

FERNANDO BALBUENA. Y cuentan las competencias. La ópera romántica desplazó a la barroca, como sucedió, por ejemplo, también en el teatro, y ahora mismo más, porque sólo se ponen obras con dos o tres actores ya que resultan mucho más baratas.

JULIO CARBAJO. Cuentan los costes ahora como cuando se compuso esta ópera, que ha durado cuatro horas.

PALOMA MURO DE ZARO. Cuatro horas de las que tres eran de música.

JULIO CARBAJO. Exige una atención continua. Pero no siempre ha sido así, en la Scala, en tiempos de Verdi, el público hablaba y sólo ponían atención para determinadas arias.

PALOMA MURO DE ZARO. En Viena, aficionados que controlan cuando se cantan las arias más famosas, van en ese momento, con una entrada de pie, mucho más barata, y después se marchan.

FERNANDO BALBUENA. Cuando Filippeschi cantó aquí «La favorita» y se saltó el «Spirto gentil», un aficionado conspicuo comentó, enfadado, que era el colmo aguantar toda la ópera y que cuando llegó eso no lo cantó.

JOSÉ LUIS SAGARMÍNAGA. Los cantantes de este «Ariodante» han tenido todos los ingredientes, sea la media voz, el piano... todo.

PALOMA MURO DE ZARO. Algunos, como la mezzo, con un gusto exquisito.

JULIO CARBAJO. En lo vocal, bien casi todos. Son, además, buenos actores y consiguieron hacer creíble la representación.

PALOMA MURO DE ZARO. Ahí ha sido muy importante y acertada la labor del director de escena.

JULIO CARBAJO. Hubo escenas de sexo, pero no se produjeron protestas con zapatos.

PALOMA MURO DE ZARO. Me acabo de reconciliar con el público del Campoamor. Y es que el pateo, el año pasado, al «Barbero» fue excesivo y, sin embargo, no se produjo este año con una «Tosca» que fue un pufo, la peor que vi en mi vida.

FERNANDO BALBUENA. La ópera es una suma de teatro, canto, música e interpretación.

JOSÉ LUIS SAGARMÍNAGA. Y danza y saber comunicar.

FERNANDO BALBUENA. El caso es que cantar es lo más difícil del mundo. Hay quizá 50 grandes pianistas en el mundo, pero en ningún caso 50 grandes sopranos. A dominar un instrumento, que a fin de cuentas es algo mecánico, se aprende, pero la voz nunca se llega a dominar del todo.

JOSÉ LUIS SAGARMÍNAGA. Un aficionado debe sentir emoción y tener conocimientos. Las notas y las tonalidades tienen significados.

PALOMA MURO DE ZARO. En el aria de Ariodante del segundo acto todo el Campoamor contuvo el aliento. Fue el gran momento de la noche. Sin embargo, no todos conocían esa aria.

JULIO CARBAJO. Lo que cuenta es una suma de arte y de sentimiento, y si a todo eso se añade conocimiento, se suma todavía más.

JOSÉ LUIS SAGARMÍNAGA. Hay un test: si la gente se mueve en el asiento, malo. Y si mueve los pies, lo mismo.

«Maravillosa función, la música barroca es muy difícil de cantar y fue un éxito»

Fernando Balbuena.

Doctor en Sociología.

«En lo vocal, bien casi todos; son, además, buenos actores y consiguieron hacer creíble la representación»

Julio Carbajo

Profesor de Derecho Civil.

«Los cuatro grandes éxitos de estos últimos años en el Campoamor han sido "Jenufa", "Tristán e Isolda", "Elektra" y "Ariodante"»

Paloma Muro de Zaro.

Ama de casa.

«La orquesta hubiese estado mejor con instrumentos de época. Además, a veces el canto no iba con la música»

José Luis Sagarmínaga.

Ingeniero.