Ch. NEIRA

«Oviedo no es Astorga ni Gijón, pero hubo una evidente romanidad, que se define por ser justo el cruce de los dos principales ejes de comunicación de la región, el que conectaba León y Gijón de Norte a Sur y la vía occidental que luego dio lugar al Camino de Santiago primitivo». Así concluyó ayer el arqueólogo Rogelio Estrada, director de las excavaciones en torno a la ampliación del Bellas Artes, su pormenorizado análisis del hallazgo de la fuente de la Rúa, que enlazó con Foncalada y que, en las conclusiones, le permitió abrir el foco para analizar el contexto de romanización de la ciudad en su entorno.

Rogelio Estrada clausuraba, así, las jornadas sobre el agua organizadas por el RIDEA y coordinadas por Fernández Tresguerres. El director del RIDEA, Nacho Ruiz de la Peña, fue el presentador y celebró las conclusiones de Estrada como el justo medio que entierra una polémica un tanto afilada que, tras el hallazgo de la fuente de la Rúa, mantuvieron historiadores y arqueólogos sobre el grado de romanización de la ciudad.

Estrada fue muy preciso en su análisis, que partió del estado de toda la parcela excavada en torno a la ampliación del Bellas Artes, para llegar a los hitos arqueológicos detectados, en especial las inhumaciones y los hoyos de poste que definirían una estructura pleno-medieval en la zona similar a otras en el área norte peninsular, como la hallada en la plaza de Santa María de Vitoria.

Pero la fuente de la Rúa («que no tenía ningún uso práctico por su morfología, cuya función era exclusivamente ritual»), centró su análisis. Estrada recordó la «sorpresa» que les produjeron las radiaciones radiocarbónicas practicadas a varios elementos detectados en la zona y que permitieron saltar de una fuente alto-medieval a una datación que situaba el monumento ritual entre los siglos III y IV. En dichas dataciones también quedó claro que las estructuras de postes deberían corresponder a un momento anterior al situado entre «el 1000 y el 1160». Un dato, subrayó, «de mucho interés», pues quizás apunta a que las erosiones practicadas en esa época en la zona para la obtención de rocas coincidieron con «el momento de arranque de la Monarquía asturiana, con la constitución de una hierápolis ovetense».

Por otra parte, Estrada descartó que los elementos aislados en la zona, tales como capiteles, monedas o los restos de una pila, puedan ser analizados en el contexto de la fuente de la Rúa. «Son elementos descontextualizados, pero de época romana».

No opinó lo mismo cuando, al final, repasó el estado de la cuestión de Foncalada, realizada, explicó, a imitación megalítica de la de la Rúa. Estrada recomendó que se haga la datación del mortero, el mismo que dató la Rúa como romana, el signium. «Hay elementos de concepción romana en el entorno que no pueden venir de muy lejos como la cerámica; hay que datarlo», insistió, «y cerrar la cronología del monumento».