Ch. N.

El premio «Tigre Juan» vuelve a esa parte de la sociedad civil ovetense que lo alumbró a finales de los setenta. Después de que el Ayuntamiento anunciara a finales del mes de octubre que interrumpía por primera vez en su historia la convocatoria del certamen literario, los titulares del «Tigre Juan» han decidido retirar la cesión municipal del galardón y volver a hacerse cargo del mismo.

El histórico agitador cultural de la vida ovetense Juan Benito Argüelles es, en la actualidad, el dueño de la patente «Tigre Juan», y así se lo hizo saber recientemente al Ayuntamiento de Oviedo. El dueño del «Tigre Juan» preguntó, entonces, si finalmente habría una nueva convocatoria o si la decisión de suspender el certamen por la «austeridad presupuestaria» seguía en pie. La respuesta del Ayuntamiento, como ya detalló en su día el concejal de Cultura, José Suárez Arias-Cachero, fue que el premio literario había quedado en suspenso, pero que podría volver a ser convocado dentro de unos años.

El titular del premio avisó de que, en ese caso, retiraría la cesión municipal, en vigor desde 1986. El Ayuntamiento no dio más señales y, ante esa situación, Juan Benito Argüelles ha decidido volver a echar a rodar el premio.

Por ahora ya se han vinculado al proyecto de resucitar el premio «Tigre Juan» algunos de los que lo vieron nacer entre los años 1977 y 1978, personalidades de la cultura como el pintor Jaime Herrero o el novelista José Luis Mediavilla, que fue quien ganó la primera edición del «Tigre Juan», en 1978.

Queda por ver de qué forma los fundadores del que fue, en su día, premio de novela corta inédita y, en otras etapas, premio a la mejor primera novela editada en el año (al estilo del francés «Goncourt») rescatan y convocan el «Tigre Juan», pero todo parece indicar que lo harán rápido y que 2009 será, hasta nuevo aviso, el único año en el que no se convocó el premio «Tigre Juan» desde su fundación.

Hay que recordar que en su azarosa vida el premio «Tigre Juan» ya tuvo otros tutores. El primero fue el pub que compartía, también, el título de la obra de Pérez de Ayala. Luego pasó por las manos del Centro Asturiano, de la librería Cervantes y, finalmente, acabó en el Ayuntamiento de Oviedo. Ahora, de nuevo, los padres de la criatura habrán de buscarle un nuevo cobijo.