Viene de la página anterior

Uno de los disfraces más elaborados, con más horas de trabajo, debe de ser el que presentaron los usuarios del centro social del Naranco y Brañes. Cientos de globos para conformar la escena de «La caza de las mariposas». Sus colegas de El Cortijo, en La Corredoria, se pusieron gastronómicos y regionales para hacer una «fabadona» con su compango y su botella de sidra.

También había sitio para pequeños grupos, de dos o tres personas, como las chicas disfrazadas de una suerte de Meninas musicales; las hormigas más televisivas, «Trancas» y «Barrancas»; un par de gondoleros o Pinón con su «madreñogiro».

El pacto de Estado contra la crisis quedó reflejado también en el desfile con Rajoy y Zapatero compartiendo una sidra en una mesa que sustentaba un operario con la clásica «funda» azul.

Desde Mieres llegaron motorizados y sobre una tabla de windsurf los chicos y chicas del grupo de danza del polideportivo de Oñón. Su música se mezcló con la de la charanga «El Alboroto» de Villabona y puso la banda sonora a un grupo disfrazados de San Fermín. Los corredores escaparon del toro también con los sones de la Banda de Gaitas «Vetusta», con componentes tan curiosos como Caperucita en versión masculina, Blancanieves, enfermeras o esquiadores. Las gaitas marcaron el ritmo de unos piragüistas y sirvieron también de banda sonora para otro grupo disfrazado precisamente de banda de gaitas.

Más charangas y la moda infantil que llegó al centro social de Pumarín con sus «Gatitas de moda», todos ellos disfrazados de la omnipresente «Hello Kitty».

A la Edad Media viajó el centro social de Campomanes, que puso música de Melendi. Otros se fueron hasta la India y los más cañís optaron por acompañar a El Fary vestidos de toreros, sevillanas y damas goyescas.

Todo un muestrario de aficiones, pasiones y gustos que permitieron a miles de personas llegadas de toda Asturias disfrutar del último día de Carnaval en Oviedo.