Pablo GALLEGO

Era un premio para él, pero Alejandro Braña quiso convertirlo en un reconocimiento «a todos los médicos ovetenses». El jefe de traumatología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) recibió ayer el premio «Ovetense del año», según el acta del jurado, por su «gran humanidad y generosa entrega a su profesión». Un trabajo y un arte, la medicina, que junto a su familia se ha convertido según Braña en los «elementos esenciales de mi vida».

La entrega de Alejandro Braña al ejercicio de su profesión fue quizá la característica vital más nombrada por los encargados de dibujar la figura del homenajeado. Primero, la presidenta del Colegio de Médicos de Asturias, Carmen Rodríguez, para quien Braña representa el «prototipo de asturiano, despierto, laborioso y vivaz». Ella fue también la encargada de hablar sobre los inicios de Braña en la «cirugía experimental». Una especialidad que el ahora traumatólogo y piloto ocasional cursó «a los 15 años y con cobayas», «previa anestesia», apuntó.

Los seis hijos de Alejandro Braña y Cristina Abascal arroparon a su padre ante una distinción por la que aseguró sentirse «sobrecogido». Una sensación distinta al «orgullo» que afirmó sentir ante un servicio, el de traumatología y cirugía ortopédica, con «treinta y un médicos, más de 34.000 pacientes en consulta, 21.000 en urgencias y más de 2.800 intervenciones quirúrgicas al año». Cifras que, para Braña, hablan del «trabajo y de las ansias de superación de las personas que lo formamos», en una ciudad, según Braña, «hecha a la medida del humano».

El alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, destacó cómo el premio de «"Vivir Oviedo" distingue no el éxito fugaz, sino a «personas que representan valores y principios», en una ciudad que, para De Lorenzo, «es el resultado de las personas que la habitan». Entre risas, el Alcalde aseguró no necesitar «de momento» pedir consulta a Braña, «aunque con mi oficio, algún día te pediré que me arregles el espinazo roto», bromeó.