David ORIHUELA

El ministerio fiscal solicita una pena de 40 años de prisión para Amable Álvarez, el acusado de asesinar el 28 de enero de 2009 a Agustín Rubines Arango, de 73 años, y a su hijo, Agustín Rubines García, de 40, en La Retuerta, en la aldea trubieca de Perlín. Además, la fiscalía solicita indemnizaciones por valor de 149.900 euros para la madre y esposa y para el hijo y hermano de los fallecidos. El fiscal pide 20 años por cada uno de los dos asesinatos, con alevosía.

Aquel día de enero del año pasado Amable Álvarez, que precisamente cumplía 70 años, descerrajó 16 tiros de escopeta a sus nuevos vecinos. Los Rubines habían comprado una casa junto a la vivienda y las fincas de su asesino, y la estaban restaurando. Ya habían discutido en anteriores ocasiones porque las yeguas de los recién llegados se metían en los terrenos de Amable Álvarez, según declaró el agresor. Sobre la una y cuarto de la tarde de ese día, el acusado cogió una escopeta de su propiedad y comenzó a disparar de forma súbita contra las víctimas, con la decidida intención de acabar con sus vidas.

El primer agredido fue el hijo, al que el asesino disparó desde una distancia de 16 metros y continuó haciéndolo mientras se acercaba a él, hasta dispararle a muy corta distancia. Todas las heridas que le causó fueron tan importantes que por sí solas hubieran sido mortales de necesidad.

Mientras el hijo permanecía en el suelo, su padre intentó solicitar ayuda y logró llamar con su teléfono móvil al servicio de emergencias 112, «aunque la operadora de ningún modo hubiera podido evitar lo que ocurría ni prestarle ayuda eficaz», según el relato del fiscal. Entonces el asesino disparó al menos en tres ocasiones a Agustín Rubines Arango. Dos de esos disparos «causaron importantísimas lesiones, con gran destrozo del cráneo y del encéfalo que provocarían de inmediato su muerte».

Una vez cometidos los hechos, Amable Álvarez, que convivía en La Retuerta con Áurea Llamas, de 79 años, dejó la escopeta en su casa y se echó al monte.

La Policía y la Guardia Civil montaron un importante dispositivo de búsqueda para localizar y detener al autor de los disparos mortales, quien finalmente, y tras consultar con un abogado, se entregó en la comisaría de la Policía Nacional de la calle Gil de Jaz, en Oviedo, ya entrada la tarde. El hombre reconoció que había disparado a sus vecinos, pero aseguró desconocer si los había matado.

El acusado está encarcelado en Villabona a la espera de juicio, que será con jurado popular.