Recorrían el país robando máquinas tragaperras, con un artilugio que introducían pegado a un billete de curso legal. Su carrera delictiva finalizó la pasada semana en Oviedo, cuando los dos hermanos, de 29 y 27 años y naturales de Barcelona, aunque con domicilio en Lleida, despertaron las sospechas de la encargada de una sala de juegos de la ciudad, porque «prestaban más atención al funcionamiento de la máquina que a jugar».

La Policía Nacional detuvo el viernes pasado a los jóvenes. «Estos dos hermanos actuaban siempre de la misma manera. Cuando llegaban a una ciudad, los primeros días se dedicaban a visitar los diferentes salones de juego, realizando un exhaustivo estudio del modelo y número de las máquinas, características del lector, así como del personal y sus turnos de trabajo. Elegida la máquina, se dedicaban con su artilugio a sacar premios pequeños para no llamar la atención y siempre con la precaución de no repetir en el mismo lugar», señala la Policía, que les incautó numerosa documentación sobre salas de juego. Por el momento la investigación ha determinado que antes de llegar a Oviedo actuaron en un salón de León, del que se llevaron 3.900 euros.