Pablo GALLEGO

Desde finales de 1989 y hasta 2003 la minería del carbón de hulla en Polonia se enfrentó a la necesidad de acometer, sin demora, una reestructuración muy profunda. Un proceso -que cambió la economía de un país que vivía de este fósil- en el que el doctor ingeniero de minas Andrzej Karbownik (Orzeszu, Polonia, 1943) jugó un papel clave. Presidente de la Agencia Estatal para la Reestructuración de la Minería del Carbón -entre 1997 y 2000- y secretario de Estado bajo el Gobierno de Jerzy Buzek, Karbownik es, desde septiembre de 2008, rector de la Universidad de Silesia. Hoy recibirá, junto a Paul Younger -de la Universidad de Newcastle Upon Tyne (Reino Unido)- y al presidente de Duro Felguera, Juan Carlos Torres Inclán, el grado de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Oviedo.

-¿Cuál era el panorama minero de Polonia cuando usted llegó al Gobierno?

-La minería se encontraba en una situación muy mala. Hubo que convertir un modelo central en otro de mercado, porque no podía mantenerse un negocio con 400.000 trabajadores que no era rentable. Las empresas perdieron tanto dinero que se convirtió en un problema nacional.

-¿Cómo fue el proceso?

-En aquella época visitamos Asturias, varias minas inglesas, el valle minero del Ruhr en Alemania... pero nuestras condiciones sociales, históricas y de mentalidad eran demasiado distintas. Tuvimos que crear un modelo propio y reducir la producción y el número de explotaciones y trabajadores.

-¿Y tuvo éxito?

-Hasta ahora sí. Pero con la entrada en nuestro mercado del carbón ruso, el futuro no está claro.

-Polonia y Asturias tienen un pasado minero común.

-En el Principado, por sus condiciones geológicas, el coste de la producción es muy elevado, y desde hace 18 años la región ha cambiado mucho. Creo que el carbón, en Asturias, ya no es rentable pero, en mi opinión, su producción persiste por un problema social.

-¿Qué tal es su experiencia como rector con el «Plan Bolonia» para la Universidad?

-Bolonia es un modelo que debería existir, pero con la posibilidad de funcionar junto al modelo anterior. Bolonia no tendría que ser obligatorio, así cada Universidad y hasta cada alumno podría decidir qué modelo educativo quiere aplicar.

-¿No sería un caos?

-Quizá. Pero no tiene sentido que, por ejemplo, sea necesario hacer un máster para poder ejercer como ingeniero una vez terminada la carrera. Los planes ya antiguos eran más cómodos y más completos. Y estaban mejor organizados. Bolonia no tiene sentido para estudios como Medicina o Arquitectura, no sé por qué nuestros estudiantes no han protestado tanto como los de Alemania o España.

-¿Cómo se han estructurado los nuevos grados en Polonia?

-El primer nivel del grado dura sólo siete semestres -tres cursos y medio-, y el segundo nivel otros tres semestres -un curso y medio. Este año, en Polonia termina la primera promoción del primer nivel de estos grados. Veremos cuántos alumnos quieren estudiar el siguiente ciclo.