La representación el pasado fin de semana en la tan maltratada teatralmente capital del Principado (la ciudad asturiana en la que menos y peor teatro se ve) de «Tengo un pre-resentimiento» y «Planeta TV», ha supuesto para los amantes ovetenses de las artes escénicas, una pequeña alegría que conviene festejar, esperando que no tarde en repetirse. Ambos espectáculos, «made in Asturies», el primero firmado en solitario por la actriz Paula Alonso, y el segundo por las bailarinas y performers Mónica Cofiño y Mariate García, supone además una bocanada de aire fresco para una escena asturiana donde escasean propuestas híbridas, tan sugerentes como estas. Hibridación entre micropoesía, teatro y cabaret en el caso de Paula, donde la actriz se mete en la piel de todo un sinfín de personajes para poner en escena textos de una contundencia poética no reñida con el humor de punta más ácida y afilada, e hibridación entre vídeo, teatro, performance, y danza, en el caso de la tan indefinible como divertida propuesta de las «Bailarinas Parabólicas».

Puedo atestiguar que el público que nos acercamos el viernes al local Cambalache y el viernes al salón de actos de Cajastur, algo escaso para lo interesante de ambos espectáculos, no dejamos ni un segundo de reírnos, divertirnos y participar con dos montajes que trataron desde el primer momento de romper la barrera con los espectadores, creando complicidad y buen rollo dentro y fuera del escenario. Una tarea que el esquizofrénico e hilarante espectáculo de Alonso lo tuvo más fácil en Cambalache, convertido por una noche en improvisado cabaret poético, y algo más difícil en el caso de las Bailarinas, en una sala más convencional. Qué bueno habría sido disfrutar del divertido caos de «Planeta TV», en un espacio más propicio, como, puestos a pedir, la Plaza del Pescado de Trascorrales, o La Fábrica de Gas de la calle Paraíso, puestos a soñar.