Pablo GALLEGO

Según José María Fernández, presidente de la Asociación de Amigos del País en el Principado, «el 25 de mayo debería ser el día de Asturias». Tal día como ayer, pero en 1808, en la sala capitular de la Catedral se proclamaba la soberanía de la Junta Suprema de Asturias, y se declaraba la guerra a los ejércitos de Napoleón. «Sin menospreciar al 8 de septiembre, aquel 25 de mayo marcó la entrada de Asturias en la modernidad, en el nuevo régimen constitucional», destaca el abogado.

En el 202º aniversario de una decisión que cambió la historia moderna de Asturias, el Ayuntamiento y todos los ovetenses que quisieron unirse a la celebración se reunieron de nuevo, más de dos siglos más tarde, en la sala capitular de la Catedral. Junto a ellos, el historiador José Antonio Silva -encargado de la lección de este año- y el embajador de México en España, Jorge Zermeño. El diplomático visitó la capital asturiana para conmemorar -junto a la cónsul honoraria de México en el Principado, Mª del Carmen Vigil-, el bicentenario del inicio de la independencia del país azteca.

Escoltados por un destacamento de la Asociación de Recreación Histórico-cultural de Asturias (Arhca), caracterizados de tropas españolas de inicios del siglo XIX, el Alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, y el resto de la comitiva salió desde la plaza del Ayuntamiento para entrar, desde la Corrada del Obispo, en el claustro de la Catedral. A partir de ese punto, y por «prioridad histórica», De Lorenzo se dirigió al Campo de San Francisco, para participar en las fiestas de La Balesquida, cofradía creada en 1232.

Antes, en una conversación con Zermeño y Amaro González de Mesa -ex Embajador de España en Venezuela-, salió a relucir el hecho de que De Lorenzo es el Alcalde ovetense que lleva más años en el cargo al frente de una capital de provincia. «Antes era Paco Vázquez -anterior alcalde de La Coruña-, pero ahora está de Embajador en la Santa Sede», apuntó De Lorenzo. «A ver si después me envían a mí, y si no, de Papa, que no hace falta ser sacerdote previamente», bromeó el Alcalde.

Ya en la sala capitular de la catedral, José Antonio Silva glosó la figura dl político riosellano Agustín Argüelles (1776-1844), apodado «el divino» por su oratoria y «embajador del corazón espiritual del poder asturiano». Ante los dos Gustavo Bueno -padre e hijo-, el concejal de Cultura ovetense, José Arias-Cachero, hizo una encendida defensa del «puñado de patriotas» que, el 25 de mayo de 1808, tomaron la decisión de comenzar el «desafío de la modernidad en Asturias y en España». Un discurso que, además de recordar lo ocurrido en Oviedo hace 202 años, fue el mismo que Arias-Cachero utilizó en la celebración del bicentenario de la Junta Suprema de Asturias en 2008. El concejal tuvo también palabras para la República Argentina, que ayer celebró el bicentenario de la Revolución de Mayo. Los himnos de Asturias, México y España, y tres salvas de artillería «en honor a los caídos en la Guerra de la Independencia», cerraron la celebración por el otro Día de Asturias.