Oí que cuando Bush, en 2008, pretendía relanzar la economía gringa, Marc Faber, analista de inversiones, decía: «Nos quiere dar a cada uno 600 dólares para fomentar el consumo de nuestros productos, pero si gastamos en Wal-Mart, ese dinero irá a parar a China; si en gasolina, irá a los países árabes; si en ordenadores, a la India; si en frutas y vegetales, a México; si en un buen coche, a Alemania. Ni un centavo ayudará a nuestro progreso, salvo que lo gastemos en putas y cerveza». Un argentino dijo que a su país le ocurría algo parecido, aunque, si tomaban cerveza, el dinero se iba a Brasil; por tanto, sólo les quedaba gastarlo en putas. Y hay quien dice que en España, como el 95 por ciento de las putas son extranjeras... Por eso nuestro alcalde Gabino busca nicho de mercado en el paseo de los Álamos, no tanto por invertir bajo tierra como por enterrar las deudas.