C. JIMÉNEZ

El Principado reconoce que algo tiene que cambiar para evitar la suspensión de casi un 30% de la oferta de cursos de verano de la Universidad de Oviedo. La baja demanda ha obligado a cancelar 57 de las 160 actividades programadas y el Gobierno autonómico pide cambiar la «mentalidad mercantilista» y dar un giro en su planificación. «Me gustaría que esta Universidad que se sitúa a la cabeza en muchos aspectos también liderara el cambio en los cursos de verano», subrayó Miriam Cueto, directora general de Universidades, quien considera que las actividades estivales de la institución académica «deben converger con Europa y convertirse en elemento de movilidad, logrando públicos diferentes para contribuir al objetivo de formación permanente para toda la población».

En este giro en la planificación de los cursos de verano, la directora general de Universidades apuesta por abrirlos también a profesionales y a estudiantes con otro perfil, contribuyendo así a la formación de un espectro más amplio de público.

El concejal de Educación, Justo Vilabrille, fue más allá y aseguró que los cursos deben tender hacia la «autofinanciación, ése es el camino que se abre con la crisis». Por su parte, el rector de la Universidad de Oviedo, Vicente Gotor, reconoció que el futuro de la institución docente «pasa por abrirnos al exterior» y se comprometió a dar a los cursos de verano «el giro» compartido con Miriam Cueto para «llegar a todo el conjunto de la sociedad». La propuesta de ambas partes llegó durante la apertura de las actividades de verano en la Cátedra Jovellanos, que corrió a cargo de la rectora de la Universidad de las Islas Baleares, Montserrat Casas, quien apostó por impulsar la movilidad de los estudiantes y expandir el concepto de internacionalización. «España recibe menos estudiantes Erasmus de los que envía fuera», subrayó. En este punto, incidió en las relaciones con las universidades del área latinoamericana y Caribe. «Lo estamos haciendo mal. Sus alumnos se van a estudiar a EE UU y Canadá y a otras universidades europeas cuando la Universidad española debe ser un puente de enlace privilegiado con los países de habla hispana».

Casas, que es vicepresidenta de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), apeló a la amplia oferta formativa de las 50 centros públicos y 27 privados de España que disponen de 1.275 grados ya verificados, 1639 másteres, 1.235 programas de doctorados y más de un millón y medio de estudiantes matriculados. Ese capital humano, «la infraestructura silenciosa de un país», según Casas, «es el más difícil de conseguir y conservar». Por ello, instó a los responsables académicos a fomentar la movilidad del alumnado para afrontar los retos actuales del sistema universitario, tanto en el ámbito de la investigación como en el sector empresarial. «Deberían potenciarse más las universidades de verano para atraer estudiantes extranjeros», remarcó la rectora de Baleares.