Pablo GALLEGO

En el mundo científico asegurar que algo es verdad implica que se pueda demostrar. Que otros investigadores puedan llegar a idénticas conclusiones siguiendo el mismo procedimiento. Por eso, cuando alguno de los suyos demuestra que el trabajo del otro contiene errores, el universo científico se fortalece y crece, aunque no sin controversia. Eso es lo que ha ocurrido con el último artículo firmado por dos investigadores de la Universidad de Oviedo: el catedrático de Ecología Ricardo Anadón y el profesor Fernando González-Taboada. Juntos han demostrado que el método de Van der Meer y Rahmstorf, que se utiliza para calcular y predecir la subida del nivel del mar causada por el calentamiento global del planeta, contiene errores.

La investigación de Anadón y González-Taboada ha terminado publicada en la revista «Proceedings National Academy of Sciences of the USA», una de las más prestigiosas del mundo, después de superar ocho «revisiones entre pares» -por investigadores del mismo nivel y área de conocimiento- distintas, apunta el catedrático, aunque al principio la investigación, como tantas otras en la historia de la ciencia, surgió «casi por casualidad».

El proceso comenzó en una de las clases del máster universitario en Biodiversidad Marina y Conservación que se imparte en la Facultad de Biología. «En una de las clases prácticas estábamos tratando de explicar de forma sencilla la ecuación diferencial de Van der Meer y Rahmstorf», explica Taboada, «y al simplificarla vimos que no estaba clara, que no tenía sentido».

Anadón asegura que, en un principio, la cosa los extrañó. «Ellos son de los primeros espadas en este campo, un área -la dedicada a predecir los cambios en el nivel del mar producidos por el calentamiento global- en la que nosotros no somos expertos», reconoce. A partir de ahí, el trabajo continuó, siempre con un objetivo: «alertar» a la comunidad científica de que la ecuación podía causar «algún problema» tal y como la estaban utilizando. Aun así, ambos consideran que este tipo de modelos estadísticos, que han superado a los de tipo «mecanicista» -que calculan la subida del mar conforme al aumento de la temperatura y al progresivo deshielo de los polos-, es una opción «razonable». «Nosotros hemos dado la alarma, ahora esperamos que se hagan mejoras sobre los modelos que se aplican», señala Anadón.

Para los investigadores, mejorar las predicciones permitirá «realizar evaluaciones más ajustadas sobre los riesgos a los que estamos sometidos», causados por el calentamiento global y los cambios en el clima. Según los últimos datos, en el año 2100 el nivel del mar subirá, de forma global, «entre 75 centímetros y 2 metros», apunta González-Taboada, aunque no será igual en todas partes. Preguntados por si esa perspectiva de futuro puede llegar a evitarse, Anadón responde: «Depende de lo que hagamos los humanos en el futuro».