Físico asturiano, participará en la India en el Congreso Mundial de Matemáticas

Javier NEIRA

El físico asturiano Carlos Escudero -se licenció en Oviedo, trabajó en las universidades de Oxford y Princeton y ahora, en la autónoma de Madrid- participará el próximo mes como invitado especial, en su calidad de joven investigador, en el Congreso Mundial de Matemáticas que se celebrará en la India. Asimismo, acaba de publicar un artículo en colaboración con sus colegas de ingleses y americanos sobre el comportamiento de las langostas que está recibiendo muchos elogios en los medios de EE UU especializados en divulgación científica.

-¿Qué hay de novedoso en su último artículo?

-Trata del comportamiento colectivo de las langostas. Cuando caminan conjuntamente, de forma ordenada, marchan dos o tres horas en la misma dirección, pero en sólo dos o tres minutos pueden dar la vuelta y seguir avanzando conjuntamente.

-¿Por qué es así?

-Las langostas no tienen un líder. Del estudio sale que los cambios bruscos de dirección se producen por un efecto físico, no biológico.

-¿Cómo?

-El movimiento en grupo ayuda, los individuos no son predados y encuentran mejor alimento. Pero los cambios bruscos y radicales de dirección no se deben a eso.

-¿A qué se deben?

-Una langosta, al moverse, imita la dirección de las contiguas. Cometen, sin embargo, pequeños errores en la marcha, pero se compensan. A largo plazo, sin embargo, los errores no se compensan, se suman y producen el cambio brusco, que puede ser incluso de 180 grados.

-¿Aplicaciones?

-En Australia hay graves problemas por las plagas. El Gobierno invierte mucho dinero para evitarlas. La idea es estudiar estrategias para predecir cómo se mueven las langostas. Así se optimizarían las fumigaciones que, encima, tienen efectos secundarios graves.

-¿Probaron en un laboratorio la teoría?

-Sí, el equipo es multidisciplinar: hay matemáticos, zoólogos y otros especialistas.

-¿Con cuántas langostas?

-Desde cinco o seis hasta 120 ejemplares en distintas pruebas.

-¿Dónde?

-En un anillo de plástico.

-¿Dónde hicieron las matemáticas?

-Lo fundamental, en Madrid.

-¿Usted y quien más?

-Bueno, yo solo.

-¿Y el anillo?

-Es un laboratorio que construimos en el departamento de Zoología de la Universidad de Oxford y ha sido comprado por la Universidad de Sidney para experimentar métodos de combate de invasiones de insectos. No ha sido barato ni fácil ese fichaje.

-¿Qué denominación tiene ese comportamiento de las langostas?

-Es un efecto ergódico.

-¿Cómo?

-En matemáticas ese término se refiere a un sistema que si se deja evolucionar durante mucho tiempo puede dar cualquier comportamiento. Por ejemplo, se hace el vacío en una habitación y se libera gas. Se expande y ocupa toda la habitación. Pero si pasa el tiempo suficiente veríamos cómo el gas se mete de nuevo por donde salió, dejando vacía la habitación. Claro, harían falta miles de millones de años. Algo inobservable. Con las langostas sí se pueden observar en sólo unas horas esos efectos ergódicos.

-¿Los elogios?

-En varias publicaciones. La «Physical Review Focus» ha publicado un artículo de divulgación al respecto. Y Tamás Vicsek, profesor muy destacado de Budapest, ha dicho que la metodología es nueva, muy potente y con resultados muy interesantes. Sospecha que es aplicable a otros grupos de animales e incluso a humanos.

-¿Qué va a presentar en la India, en el Congreso Mundial de Matemáticas?

-Empezará el 17 de agosto. Daré una charla sobre morfogénesis matemática.

-O sea...

-Tienes un conjunto de células que proliferan aleatoriamente y se trata de ver si, para tiempos muy largos, la aleatoriedad puede romper la simetría. Vamos, que no formen una esfera. Los errores aleatorios pueden sumarse y romper la simetría. Cuenta la velocidad de reproducción y la dimensión del espacio. Un embrión prolifera aleatoriamente, pero en los estadios últimos de crecimiento adopta la forma del animal adulto que va a ser. En dimensiones espaciales muy altas es difícil esa ruptura de simetría. Mucha gente se pregunta por qué hay tres dimensiones. Bueno, el principio antrópico dice que son tres las óptimas para la vida.