Dice Zapatero, y lo suscribo, que los desempleados que reciben formación no deben considerarse parados. Una cosa es carecer de empleo y otra andar de nones. «Una persona que está formándose trabaja para su país», dice nuestro presidente, y vuelvo a suscribirlo. El estudiante no es un parado. Además, en tiempo de barbecho, aumentar la producción para evitar el paro, con ser mentalidad laborista, es incoherente con el equilibrio natural. El manto vegetal necesita airearse, y las personas. Aquí nadie para. Hasta los ociosos matan moscas con el rabo. No descansa ni Carla Adriana, esposa del diputado conservador Mike Weatherley, y no para su clientela, en continua puesta a punto, trabajando por su país, con y sin condón. Otra cosa sea el sistema de pensiones que, como es lógico, Zapatero considera en peligro, al menos mientras no coticen las putas.