A. FIDALGO / D. ORIHUELA

«L'incoronazione di Poppea», de Monteverdi, cierra hoy las representaciones del primer título de la temporada ovetense de ópera. El público se fijó al detalle en la escenografía diseñada por Patricia Urquiola, pero los ojos también escrutaron con detalle lo que hasta el momento se ha realizado de la reforma del teatro Campoamor. Las opiniones van desde los que la consideran «una chapuza» a los que la aplauden, pasando por la prudencia de los que esperan a que concluyan las obras. Los trabajos suponen una inversión de 2,4 millones de euros, y tendrán que estar concluidos el 31 de diciembre. Hasta el momento se han retapizado las butacas, acuchillado la tarima, pintado las paredes, reformado las plateas y renovado los aseos. Los trabajos se centran ahora en la nueva sala de ensayos que ocupará lo que era el Centro de Arte Moderno Ciudad de Oviedo, CAMCO.

Entre los más críticos de los aficionados consultados por LA NUEVA ESPAÑA está Luis Montes, que ha visto «una chapuza» en las obras. Tiene abono de platea y se ha encontrado con que han cambiado los antiguos terciopelos por telas ignífugas. Lo que menos le ha gustado es el acuchillado de la tarima, «que quedó bastante mal», y el color blanco de las paredes, «porque antes era todo más homogéneo». Y una última queja: «Han eliminado los percheros de las plateas».

En el lado crítico está también José Luis Prado, que ve «absolutamente pobre» la intervención. Prado critica especialmente el color blanco y la retirada de las tulipas. «Se han cargado las tulipas de un teatro italiano; no me gusta nada lo que han hecho». Y concluye: «A los baños, que dicen que están muy bien, no he ido».

La prudencia lleva a Jaime Martínez, presidente de la Fundación Ópera de Oviedo, a afirmar que hay que esperar a que esté terminada la reforma. Insiste en el rechazo a la retirada de los apliques, pero aplaude la renovación del patio de butacas. Martínez mira hacia el futuro: «Espero que sea el primer paso de algo más profundo, la intervención en la caja escénica».

Al otro lado de la balanza, Carmen Carril cree que la reforma es positiva «por la elegancia», al tiempo que afirma que le daría pena que cambiaran el estilo del teatro.

Mabel Modroño, tras precisar que sólo estuvo el primer día de abono, destaca la comodidad de las butacas, y subraya que «el color de la pintura es el apropiado». «La impresión ha sido buena», añade.

Carlos Abeledo, presidente de la asociación «Alfredo Kraus», entiende que al no estar terminada la reforma «hay partes que no se han repintado, sobre todo en el techo y en la zona del escenario», lo que produce un contraste «chocante». Además, precisa que el ámbito del escenario es «muy claro y frío».

Abeledo incidió también en las luminarias: «Al haber retirado las tulipas se perdió la luminosidad característica del teatro Campoamor, que no sólo lo hace distinto, sino también más feo». En el repaso a las plateas Carlos Abeledo señaló que aún quedan por poner algunos cortinones.

«Espero que sea el primer paso de algo más profundo: la obra en la caja escénica»

Jaime Martínez

Presidente de Ópera de Oviedo

«Creo que es absolutamente pobre, y se han cargado las tulipas del teatro»

José Luis Prado

Profesor de Universidad

«La reforma es positiva por la elegancia. Me daría pena que cambiaran el estilo»

Carmen Carril

Decoradora

«Me parece una chapuza, en especial la tarima y las telas de las plateas»

Luis Montes

Aficionado a la ópera

«Al haber retirado las tulipas se perdió la luminosidad característica»

Carlos Abeledo

Presidente de «Alfredo Kraus»

«La primera impresión ha sido buena, y el color de la pintura es el apropiado»

Mabel Modroño