Chus NEIRA

Del barbecho de un año, después de que en 2009 el Ayuntamiento de Oviedo suspendiera un patrocinio ininterrumpido desde 1986, el premio «Tigre Juan» renace el próximo viernes en una cena en el palacio de Meres convertido en premio de la crítica. Nueve obras narrativas, que incluyen ensayo y ficción, libro de viajes y de relatos, autores españoles, también un asturiano, y un argentino, todas ellas editadas entre octubre de 2009 y septiembre de 2010, han llegado a la última selección de la que saldrá la ganadora y finalista de esta XXXII Edición del «Tigre Juan».

Aparcados los modelos de los primeros años en los que se premiaba y editaba una obra inédita o los posteriores en los que, siguiendo el modelo del Goncourt, estaba dedicado a la primera novela de un autor, ahora los inventores del «Tigre Juan» en 1978, con la ayuda de Tribuna Ciudadana y el Principado, lo han dejado en manos de un jurado de lectores, una especie de comité de sabios que ofrecen, entre todos ellos, casi todas las perspectivas posibles sobre el hecho narrativo. Sus cinco componentes incluyen una profesora de Teoría Literaria, Magdalena Cueto; dos escritores, Jorge Ordaz y Ricardo Menéndez Salmón; un editor, Álvaro Huici, y un librero, Rafael Gutiérrez.

Tratar de atender a todo lo publicado en español en el último curso resultaba casi imposible, pero la suma de cinco sensibilidades y ópticas distintas sí ha permitido cubrir el máximo número de huecos y dejar la final en un abanico de cinco títulos sugestivos.

Porque como premio de la crítica, este XXXII «Tigre Juan» no se limita a la primera novela de un autor. Ni siquiera es sólo novela ni sólo ficción. Abarca todo tipo de obra narrativa y pretende buscar a su ganador entre esos títulos y esos autores que no han tenido una repercusión acorde con la altura del texto.

Entre los nueve finalistas hay dos libros de relatos, el del asturiano Jon Bilbao («Bajo el influjo del cometa») y el de Pilar Adón, «El mes más cruel». También hay libros de ensayo o de género un tanto mixto. Es el caso de las «Historias de Roma», periodismo de no ficción tejido por un Enric González alimentándose de su época como corresponsal en la Ciudad Eterna. O «En la ciudad sumergida», de José Carlos Llop, que pretende dibujar en su texto toda una ciudad, Palma de Mallorca, enfrentándola a su pasado y su futuro. También lo es el ensayo sobre leer y escribir de Rafael Chirbes. El resto, «Mujeres que dicen adiós con la mano», de Diego Doncel; «Los acasos», de Javier Pascual; «Historias del pelo», del argentino Alan Pauls, o «El ladrón de morfina», de Mario Cuenca Sandoval, sí pertenece al género novelístico.

El fallo se dará a conocer el viernes, a las nueve de la noche, en el transcurso de una espicha en el palacio de Meres, servida por Nacho Manzano.