Pablo GALLEGO

Oviedo tiene desde ayer un museo más. El edificio de hormigón diseñado por el arquitecto Salvador Pérez-Arroyo, junto al estadio Carlos Tartiere y sobre el problemático talud de La Ería, abrió ayer sus puertas para mostrar, en tres pisos, la historia de la capital asturiana y su profunda relación con la cultura. Todo en apoyo del proyecto «Oviedo, Camino de Europa», con el que la ciudad quiere convertirse en capital europea de la cultura en 2016. El edificio, financiado a cargo del primer plan anticrisis del Estado y con un coste de 3,5 millones de euros, será la puerta de entrada a la «Vetusta cultural» si Oviedo triunfa.

Al entrar en el museo el visitante se adentra en una gran cueva. Pérez-Arroyo -que también levanta en Oviedo los Arena de La Florida y La Corredoria- ha convertido el talud original en la pared interior del edificio. Sobre la tierra, cubierta con una malla, hay ahora pantallas que reproducen de forma continua vídeos sobre la historia y la cultura de Oviedo. También versiones en miniatura de Santa María del Naranco o de la Cruz de la Victoria, en memoria de la época en la que Oviedo fue capital del reino astur.

Jesús Díaz Jubete, de la empresa de diseño y escenografía Proasur, es el cerebro del proyecto que ha convertido el interior de «El Talud» bereber de Pérez-Arroyo -el arquitecto comparó su edificio con las construcciones arenosas del Magreb- en un reflejo del alma cultural de la ciudad. «La primera vez que entré en el edificio me di cuenta de que la exposición debía estar apoyada e integrada en el talud», explica Díaz Jubete. Con el asesoramiento de instituciones como la Fundación Gustavo Bueno, el diseñador ha resumido en la planta baja del museo la historia de la capital asturiana.

Una más arriba, justo en la mitad del talud, la «capital simbólica» muestra su estrecha relación con la cultura. Sobre todo, con la lírica y la literatura. Una fragmento de la escenografía de la zarzuela «La del manojo de rosas», de Sorozábal, recibe al visitante junto a la escalera. Su creador, el director de escena ovetense Emilio Sagi, será uno de los encargados de defender mañana el proyecto europeo ovetense. Mientras llega ese día, algunos de los vestidos diseñados por Jesús del Pozo, Pepa Ojanguren y Josechu Santana para «El Juramento», la antología de zarzuela asturiana o «La Gran Vía» pueden contemplarse también en el museo. A su alrededor, en las paredes del talud, cartelones de las óperas «Don Pasquale», «La Traviata» o «El Trovador», de principios de la década de los 90.

Durante el recorrido inaugural, el Alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, leyó las primeras líneas de lo que, con el tiempo y la colaboración de los visitantes al nuevo museo, será una versión sonora de «La Regenta», de Leopoldo Alas, «Clarín». Al lado, varios expositores destacan la intensa relación de la capital asturiana con las orquestas. A través de dos mesas interactivas, diferentes instrumentos permiten «hacer música». En el medio, una pantalla muestra algunos de los últimos conciertos organizados por la Fundación Príncipe con motivo de la entrega de sus premios: el estreno de la «Resurrección» de Mahler con la orquesta «Simón Bolívar» y Gustavo Dudamel, o «La vida breve» de Falla. Desde otra pared, don Felipe y doña Letizia saludan a los visitantes.

Un piso más arriba, a la altura de la calle de Alejandro Casona, la energía del deporte y el futuro de la ciudad cierran el recorrido por el talud. Primero, con los logros del piloto Fernando Alonso, el ciclista Samuel Sánchez y el piragüista Manuel Busto, junto a un homenaje al Real Oviedo de «Herrerita»; después, con un paseo por la capital en bicicleta. La Fundación Hidroeléctrica del Cantábrico ha instalado tres pantallas que permiten recorrer Oviedo sobre dos ruedas sin salir del talud, y una gran burbuja para impartir talleres sobre energía.

Desde ayer, Oviedo tiene un talud dedicado a la cultura. Dentro de tres días se sabrá si será la puerta de entrada a Europa en enero de 2016.